miércoles, 25 de noviembre de 2009

Tendido de sol maduro


Marita Troiano en el prólogo del libro "Tendido de sol maduro" de Julia del Prado Morales menciona que "a través de un discreto tono de confidencia y particular musicalidad, sin recurrir a sofisticaciones del lenguaje ni grandilocuencia, que casí siempre limitan las posibilidades de comunicación de la poesía" son las características como se construye el discurso del libro. "Tendido al sol maduro" es un libro con título infinitamente poético. Pero analicemos estas palabras relevantes. Lo que Marita dice es cierto, la poesía sin artilugios tiene la característica de poseer dos cosas: la saburía del poema total para reflejarnos un pasaje de lo real y la construcción de un lenguaje sencillo que nos hace instantaneamente reflexionar en el poema. Por ello reafirmo que los poemas con palabras sencillas son más difíciles de concebir que los trabajados minuciosamente: El poema orfébre. Pero tambíen son los más cercanos a fracasar en la lectura, el lenguaje es tan claro que nada se puede esconder, no hay caparazones de interpretaciones que uno tenga que descubrir, no hay un esfuerzo de parte del lector. Así el lector puede descalificar instantaneamente un poema que no poesea la sufieciente fuerza en descubrir un certeza oculta en nuestra realidad. Eso es lo que veo en mucho de los poemas de este libro. La construccion del poema queda como un simple descripción que no evoca algo pero no nos dice porque es esa evocación, porqué es importante estar allí, delante, del y con el sujeto poético: "Tarde no es tarde/ en esa belleza de agua/ cristalina/ que me mira" Marita se equivoca cuando califica la inocencia en los poemas. La inocencia se encuentra en la propia escritura. Recordemos que no hay inocencia en la autora sino en el "yo" poético que construye la autora que para mi interpretación son errores grasos de poder acercarnos al texto. El libro no es una mercancia, es un texto que presenta aristas de interpretaciones que tiene que dislumbrar al lector. El "yo" poético construye sus paisajes desde una evocación egureniana y de vejez pero los resultados que presenta en la construcción del texto son casi nulos. En cambio, yo creo, que la construcción del texto se encuentra en esos ojos virgenes que nos narrar el "yo", ese finguimiento que nada es real, que todo es aprendido si observamos la naturaleza con minuciosidad. En este punto, el libro se divide en poemas de agua y tierra. La primera parte me parece floja porque la excesiva vinculación con seres que son tratados de manera artificiosa. El texto construyen pero no le da acción. Un ejemplo claro de la buena construccion de sujetos poéticos es Eguren que construye sujetos fantasmales, anónimos pero dentro del poema poseen una accion irreal; por ellos los sujetos poéticos de Eguren perduran, no son artificios ni de coloración ni de animación. Todos ellos tienen vida/muerte a la vez. La segunda parte son poemas de tierra es distinto el trato que se le debe dar pero no me acerca a la tierra/realidad como aparece en la primera parte. Para el "yo poético" el mar es el recuerdo, la infancia, el juego. En la segunda división nada me acerca a la tierra aunque aveces se mencione la pachamama o lugares no saturados de paisajes marinos
Ahora si tratamos de caracterizar lo intimista en la poesía de Julia tenemos que entender que si el trato del tema intimo particular puede trascender. Lo oculto no solo es sinónimo de curisidad en entender sino de aclararnos nuestra intimidad. En Julia lo intimo es decir, colorear imagenes intima pero no construirla dentro de sus poemas.
Quisiera también en dar un comentario especial sobre el poema: "La niña de la lampara azul" que me parecio un poema intertexual mal concebido. Veamos


La niña de la lampara azul
mata al rojo rey
con su gorda guitarra
Y su verde violín
Ya cierra el círculo de su fuego sagrado.


La niña en el poema de Eguren es la guía del sujeto poético en el paisaje de la oscuridad. Entonces semáticamente es un sema posítvo al yo poético negativo. El rojo rey es referencia a otro poema de Eguren "Los reyes rojos"; entendamos que el rey rojo es el atardecer (este tema es zanjado por muchos especialistas), si el atardecer es un sema positivo. Porque dos construcciones de sujetos que liberan al yo poético de la calamitosa oscuridad deben enfrentarse y cerrar ese fuego sagrado que tanto ella como él poseen. Acaso elimiando a uno se acaba la oscuridad, si son sujetos luminosos. Donde queda la música y la la alegría. Y si el texto convierte a la niña en sujeto negativo, imaginemonos, porque tiene que utilizar la musica (los instrumentos) para lograr que el poema se construya de manera irreverente. Y finalmente acaso el circulo no una imagen de perfeccion porque en el poema es negativo.
El libro posee poemas acertados pero muchos fallidos porque no cumple la función de construiir un discuros sobre algo (paisajista, la mujer, el amor, la vejez, la familia). Quiero destacar algunos poemas: Casas viejas, Vitrola de arroz, Invento, Cópula de fuego y ternura; y desde el peñasco. Yo soy creyente que el poema es género más intimista y más reduccionista y perfecto que puede haber de los demás denota y exigen mucho de una persona. Así como un comentario justo sin rodeos que ayuden a entender, en nuestra época, como ellos se construyen y se salvan del oscuro paisaje del olvido.

Puntuación: Regular
Presentación: Buena
Género: Lírico
Leído: 25 de noviembre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009

Pequeñas criaturas


Soy partidario que un libro de cuento tenga como máximo diez textos si son relativamente cortos. Si los cuentos son largos entonces el libro debe pueden constituir tres a cinco textos no más. El gran Cortazar aconsejaba a los jóvenes narradores que cuando se embarcaba a la tarea de publicar un libro deberían tomar en cuenta estas ideas planteadas. Mi opinión no se contextualiza con el minimalismo que caracteriza a nuestra sociedad, ni porque soy partidario de ese tipo de escritura. Un libro corto de cuento produce que el lector tenga una mejor confabulación con el texto, lo atrapa y lo condena a recordarlo y releerlo toda su vida. El libro que contiene muchos relatos – aunque sea de un consagrado escritor- tendrá la dificultad de no recordar, de perderse –tal vez- en el estilo, la atmósfera, la idea que se quiere desarrollar en el texto. “Pequeñas criaturas” de Rubem Fonseca (Editorial Normal, Ediciones La otra Orilla 2004), adolece de lo que planteo líneas arriba. Se me hace muy difícil en todo el marasmo de cuentos encontrar uno muy diferente a los que he leído –es mi autor preferido por ello he leído la mayoría de sus libros-. El mismo tema exquisito de construcción de personajes muy disímil a nuestra sociedad o tal vez los peores que pueden existir; la prosa concisa y directa, el deleite por presentara a la mujer y ser el eje principal en sus historias son las repetibles características que podemos encontrar en el libro de Fonseca. El libro posee treinta relato de los cuales he seleccionado seis de gran factura –no nos olvidemos que es una percepción subjetiva sobre este valor de selección-, y de los seis, solo dos los que pueden darnos otras luces sobre el universo de Fonseca. Todos los personajes que constituyen el libro se acercan a la experiencia del amor en todos sus límites y vicisitudes. Estas pequeñas criaturas que aparecen como seres insignificantes en la obra se va desarrollado hasta convertirse en personajes multiculturales que nos hace comprender la violencia de sectores menos favorecidos como es el caso del cuento “Madrina de la batería”. Otra característica es la estructura policial, que nos tiene acostumbrado, y se sirve para darle suspenso a los cuentos. El libro tiene pocas novedades entorno al estilo o al tema repetitivo que desarrolla Fonseca en sus libros. Fonseca pertenece a esos autores que siempre te entusiasma con un nuevo libro y te decepcionas al terminar de leer su libro, pero le das una nueva oportunidad para te mienta y te desencaje la moral.
“Pequeñas Criaturas” está compuesto de una escritura somera, con diálogos escuetos y bien posicionados al momento que el narrador nos involucra con el pensamiento del personaje. Temas repetitivos –vistas en otros cuentos-, con un desenlace que nos deja con una incertidumbre negativa – en ciertos cuentos-. Rubem Fonseca, con este libro, es otro intento de mostrarnos las relaciones humanas como vehículo a lo absurdo que puede ser nuestra vida cotidiana.

Puntuación: Regular
Presentación: Mala
Genero: Relatos
Leído: 20 de octubre de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

Shakespeare nunca lo hizo


Este es el diario de un viaje insólito, que Shakespeare no hubiera hecho ni dicho, contado con brutalidad, sinceridad y desgarro que siempre caracteriza a la prosa de Charles Bukowsky. “Shakespeare nunca lo hizo”, es un libro menor de Bukowsky, un libro armado de apuntes, reflexiones de su viaje por Europa (Alemania, Italia, Francia) acompañado con su novia Linda Lee.
Lo importante de este libro son las frases ingeniosas que el autor hace en torno a las mujeres, el alcohol y la vida mundana que llevaba: “Yo siempre he dicho que cualquier mujer que es capaz de soportar vivir conmigo debe de ser llamada por su verdadero nombre” , “Yo nunca escribí poesía para recitarla, pero me ayudaba para pagar el alquile”, “Mira –le dije a Linda Lee-, vamos a volver a la habitación del hotel y vamos a beber día y noche, a beber hasta que no nos quede un centavo”. Bukowsky nos entromete en su vida, en su manera absurda de pensar y hacer de la vida su literatura, allí la característica de su obra: la manera particular de entender con pesimismo e ironía su existencia en un universo absurdo, vacío y amoral. El libro agrupa un diario de viaje, fotografías de Michael Montfort y un conjunto de poemas escritos en este periplo por Europa. Si bien es cierto que el libro nos hace participe de este periplo y nos acerca a un Bukowsky más humano, entendemos que ficción y literatura son dos fronteras vulnerables al momento de escribir. El acto de escribir por satisfacción orgásmica de enfrentarse así mismo.
Un libro escrito a finales de su vida y que solo sirvió para sumar al mito que ya construía Bukowsky para su lectores acérrimo.

Puntuación: Regular
Presentación: Buena
Género: notas
Leído: 16 de agosto de 2006

El viaje a la ficción: el mundo de Juan Carlos Onetti


Tenía el mismo precepto de algunos peruanos que no se acercaban a Mario Vargas Llosa por su distanciamiento que tenía con la sociedad peruana –aunque sus obras traten siempre de contextualizarse en el Perú-. Su imagen omnipotente de escritor españolizado provocaba que no leyera sus obras por conceptos preconcebidos de una estupidez. Así mi reconciliación literaria empezó con el libro “El paraíso en la otra esquina”, desde ese momento he leído con simpatía y admiración a nuestro gran escritor peruano de nuestro siglo.
“El viaje a la ficción: el mundo de Juan Carlos Onetti”, es un ensayo donde el tema de la ficción y la vida se juntas se construyen con fuerza y originalidad en toda sus novelas y cuentos. Llosa traza desde el inició esa preferencia, que siempre le ha caracterizado, de revisar minuciosamente el vaso comunicante de estos dos entes, como si estos fueran características de los buenos escritores. Mario Vargas Llosa reconoce la importancia de Onetti por ser unos de los precursores del “Boom Latinoamericano”; ser el escritor que mejor condenso la influencia extranjera de tecnicismo al momento de escribir y construir ese mundo rico de Santa María. La influencia de William Faulkner, Jorge Luis Borges y James Joyce quedará como precedente en ser uno de los primeros en utilizar sus innovaciones y darle un carácter más personal. De una escritura Barroca y un estilo confuso han sido las dificultades que ha tenido que sopesar Onetti para ser comprendido su obra. Llosa se embarca a este viaje odisiaco para tratar de comprender la composición de sus novelas como: “La vida breve”, “El astillero”, “El pozo; y sus mejores cuentos. Llosa trata de retratarnos un Onetti que siempre está en el limbo de la ficción y la realidad. Así lo que más importa en el libro es el contexto, el móvil y la técnica de cómo se van fundando las obras de Onetti en toda su vida. Desde Uruguay, Argentina y su destierro en España. Su desvaloración en su país y su reconocimiento de escritor de culto en Europa en los años donde había sido desterrado por el gobierno despótico de Uruguay.
Mario Vargas Llosa ha tenido siempre – en sus ensayos y hasta en sus novelas- la particularidad de investigar cosas personales, inmiscuirse en lo privado, decir lo se dice debajo de la mesa –podía señalar que se convierte en una ña catita moderna que trata de saber todo lo que puede, de escudriñar lo que no se quiere decir-; leer todo lo que escribió y lo que se escribió de él; una manera de sitiar al autor y descuartizarlo, y estudiarlo minuciosamente. Llosa hace un gran trabajo de darnos esa comprensión de cómo se escribe y nos provoca la lectura inmediata de la obra del autor. Nos somete a descubrir ese mundo oculto que se esconde en la ignorancia de los años; del vilipendio de nosotros, los ciudadanos de esta ciudad moderna, por aquellas personas que ven pasar la vida lenta y deliciosamente, y nos dan un testimonio de vida y de comprender lo que nos rodea.
Debemos anotar, finalmente, que el presente ensayo, fue producto del dictado del curso universitario del semestre otoño 2006 en la Georgetown University, en donde Mario Vargas Llosa se dedicó específicamente en exponer la obra y vida de Onetti. Un excelente libro para descubrir o redescubrir a este gran escritor latinoamericano que cumplió cien años de nacimiento.

Puntuación: Bueno
Presentación: Muy buena
Género: Ensayo
Leído: 31 de Julio de 2009

miércoles, 7 de octubre de 2009

Contacto


Dennis Cooper es uno de los escritores norteamericano más transgresores de la última década. Criticado por los homosexuales de su país por construir un sujeto gey que no muestra cualidad humanas sino aspectos negativos producto de una sociedad en decadencia. Dennis Cooper ha sabido canalizar su vida desordenada en una escandalosa literatura. Homosexual, punk y drogadicto confeso de los inicios de los noventa; Cooper ha seguido la línea de Bataille, Gide o Bukosky, solo para mencionar algunos casos recientes. Sus personajes que habitan en sus textos pueden ser identificados como alter egos de la vida de Cooper. Este es el caso de la novela “Closer” 1989 (“Contacto” Anagrama 2005). Un punk de dieciocho años que pinta rostros deformados, un rockero paranoico, un estudiantes de cine fascinado por el cine de pornografía, un cuarentón que tiene la fascinación de descuartizar cuerpos jóvenes son unos de los tantos personajes que nos presenta Cooper en esta obra que se desarrolla con un hilo conductor no muy bien construido. El problema que surge es la lejanía que posee una historia de la otra. Hasta uno podía pensar que el texto se podría leer como relatos que tiene una relación de espacio. Si bien es cierto que uno se entusiasma con el libro por los personajes que se presentan, el accionar poco sustancial produce que la novela vaya perdiendo el entusiasmo de la lectura inicial. Lo positivo en la novela es la construcción del sentimiento del amor en los personajes. El amor desolado, silencio y fanático nos hace reflexionar sobre este sentimiento netamente humano. De esta manera la novela se vuelve, en ciertos pasajes, perturbadora y ofensiva a la moral de lector cucufato. “Contracto”, creo, es una novela que se construye no desde la idea estilística de la novela de guardar un canon de escritura sino de desarrollar un discurso trasgresor desde la base del odio, del rencor, desde la plataforma que lo que uno vive debe ser reelaborarlo en literatura = consumista. Esa es la pregunta de esos años: ¿Toda novela puede llegar a tener un publico desorbitante, afanoso que lo sigas envileciendo con este tipo de literatura que tiene como personaje principal no el narrador constructor de un ambiente donde se desarrollan historia extrañas sino al escritor escandaloso, provocador de la vida social?. Dennis Cooper es eso y mucho más auque la novela esté escrita a patadas y escupitajos.

Puntuación: Regular
Presentación: Muy buena
Género: Narrativo
Leído: 5 de octubre de 2009

lunes, 21 de septiembre de 2009

El arte de la destrucción


En La actualidad de lo bello, Hans – Georg Gadamer establece las posibilidades de conexión entre el arte moderno y la tradición occidental. A partir de estas premisas el autor indaga en la historia de la cultura, poniendo en relieve algunas nociones medulares de reflexión estética como lo que es bello, el artista y tiempo. En el artista moderno entiende Gadamer que es una especie de “nuevo redentor” en su proclama a la humanidad: trae un nuevo mensaje de reconciliación, y paga con su marginación social el precio de esta proclama. De esta arquitectura de artista moderno o la voz poética que se construyen en la producción literaria de nuestro tiempo puedo entender la obra de Raúl Heraud. El arte de la destrucción (Creadores argentinos 2007) es concebir un arte moderno que se formula desde lo cotidiano a lo universal. El artista de hoy no le importa hablar de cosas globales, tiene la inclinación a buscar entenderse que es un ser periférico de la sociedad donde vive, en donde la injusticia, la infausta infelicidad le persigue y lo lastima. Raúl construye esta destrucción en un perímetro muy de él: la casa. Pero la casa que puede significarnos protección y felicidad para Raúl es todo lo contrario. Esta casa de aspecto fantasmal donde habitan seres fantasmales que retraen la memoria de la voz poética que gravita por este espacio con rencor y odio por algo que desconocemos, que no entendemos el móvil pero si sentimos el gélido sufrimiento de su reflexión, de sus palabras hirientes a nuestra alma: “Adelante/ esta es la casa devastada/ de los corazones de las mañanas ciegas/ de las escenas innombrables…”. El poemario se construye como una búsqueda, tal vez como un viaje odiseaco hacia los recuerdos desmemoriados que el lector se ve afectado por la dureza de su reflexión: “… sólo soy un remedo exhausto de hombre/ entregando sus restos no logrados/acudiendo al infortunio de nuestra semejanzas…” El lenguaje certero al construir con frialdad el espacio que le produce el sufrimiento al yo poético es lo más importante del libro. En el libro también se puede pernotar la reducción del espacio al punto del que “yo” no le queda más remedio que atentar con su propio cuerpo decrépito: “Soy un esqueleto con dos brazos izquierdos/ ambas piernas en permanente fuga/ un hueso sórdido como cerebro/ corazón en su fosa lacrada...” Otro tema importante en la obra de Heraud es el enfrentamiento a un Dios que es vilipendiado y acusado como el causante de las deficiencias que el yo poético siente y rechaza. Raúl no invita a sumergirnos a una casa de espanto donde se construye la otra imagen de la modernidad: injusta, acabado, pútrida.

Puntuación: Bueno
Presentación: Regular
Género: Poesía
Leído: 20 de septiembre del 2009

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Margot, la remendona


Margot la Remendona y sus aventuras galanes, como se apellido primero esta novela, se publicó en la ciudad de Hamburgo y fue reeditada muchas veces desde 1750 hasta 1800. La edición que he leído es la primera que se hace al español y es publicada por la biblioteca de erotismo: “La sonrisa vertical” 1984. La novela pertenece a la clasificación de novelas morales que estaban muy de moda en Francia pre-revolucionaria. No he encontrado noticias de Fougeret de Montbron, que es el autor de la novela, pero deduzco la intensión didáctica que tenía con su sociedad. De este punto puedo deducir el origen –seguramente- oligárquico que poseía. Esta novela es una pintura costumbrista de la historia de una profesional del sexo. Lo interesante de la novela es el proceso en la cual Margot –que da el testimonio en forma de diario oral- va escalando el nivel social y, nos confiesa, las artimañas que utiliza para conseguir su propósito. Así logramos partir desde el momento que era una remendona de calcetines y calzones, hasta codearse con duques y usureros. Quiero observar algunos puntos interesantes de la novela. El primero la forma como las zurcidoras de medias, en París, ofrecían sus servicios (estaban en los mercados dentro de toneles) y la imagen femenina que se construye como testimonio del siglo XVIII. En el primer tema quiero desarrollar la importancia que tenía la mujer para cumplir tareas y así participar en la vida social. Me detengo en este punto porque muchas veces se ha incidido en el papel pasivo de la mujer en la historia. Este accionar demuestra el trabajo recompensado que hacian en el siglo XVIII. Tenemos que indicar que este trabajo manual -recompensado- solo era realizado por la mujer de nivel económico bajo. Pero eso no diferencia a la mujer burgués. Esta realizaba la misma actividad pero de forma familiar, sin recompensa, de esta manera se convertía en una actividad eminentemente fémina que diferenciaba con el hombre. Otras actividades que realizaban eran: el cantar, el cocinar y el leer poesía en público. Del punto planteado puedo explicar el segunda idea. La mujer cortesana era una mujer culta porque siendo culta podía escalar posiciones sociales. Así la opera se convertía en el lugar perfecto para encontrar un hombre adinerado. En la novela el sujeto femenino no es el pasivo, es el hombre quien ocupa el lugar. Las huellas de este suceso es el engaño que hace Margot a los hombres que deambulan por el libro. Hasta lo más sagaces son engañados por Margot. Para eso Margot dentro del libro nos llena de consejos para saberse comporta con esos hombres. Margot no presenta ningún sentimiento de culpa ni mucho menos pasividad. Es una mujer que maneja una moral en función del dinero que le proporciona ser feliz. Lo principal es ir por el camino recto; que, luego, no está vedado a nadie para ganar la vida de un modo o de otro; nada importan este o aquel oficio con tal que sean buenos”. El camino recto entiende por la devoción a nuestro señor porque eso es moral para Margot. Toda la obra es una justificación del oficio que trabaja. Pero también retrata la falsa moral de aquellas personas que se señalan fieles a sus ideales y, que ella, burla y deshace. Las estampas sexuales son bien desarrolladas con un lenguaje deliciosamente construido para alejar de la lectura a desconocedores de la lengua: “… cuando Pedrito se le ocurrió mojarse con saliva la fulminante máquina… Entreabriose el reducto del placer, y entro la cosa…” Finalmente quiero resaltar el cuidado del lenguaje, la construcción del retrato costumbrista y el modelo diario-testimonio-confesión (oral) que desarrolla –muy de la época en su discurso novelesco.

Puntuación: Buena
Presentación: Buena
Género: Narrativo
Leído: 9 de septiembre de 2009

lunes, 31 de agosto de 2009

Máquina


Bernardo Rocco (Chillan, Chile, 1973), propone en su libro Máquina (Mundo ajeno, Lima, 2007) una poesía que se caracteriza por su frescura –como lo plantea Roger Santiváñez en el prólogo- y por acumular un mundo que se construye de la experiencia vital del autor. El libro reconstruye/construye temas ya desarrollados por la poesía contemporánea como es la ciudad, la noche, el abismo, la destrucción del sujeto poético, la construcción post moderna de temas medieval –la idea de Dante-, así como propuestas de artes poéticas. Si bien estos temas son desarrollados en el poemario, un lector atento puede deducir que estos temas son solo elementos decorativos en el poemario y no temas reconstruidos según una posición post moderna. Este es el caso de la idea de Dante y la reelaboración de su universo en la urbe del “yo poético”. Se entiende que el autor construya lugares Dantescos –como los círculos concéntricos- y estos se reelaboren en lugares comunes donde el yo poéticos transita –el hotel, la ciudad, el bar o algunas calles donde se transita-. “Me canso entre barras extendidas, entre cervezas/ y promiscuas conversaciones/ entre el despliegue del jazz y su escenografía de estruendo, /melodías y tonos alcohólicos…”Una mención importante en el libro, para mí, es el segundo aparatado “Sala de máquinas” donde puedo entender como la experimentación de crear poesía de sensaciones producto de todo lo que esta a su alrededor del autor: “Evoco movimientos ligeros/ marea de sucesos que galopan/ en este lugar despoblándose/ acojo nuevas frases que dispersan mi aliento,/sintiendo tus azulados sonidos…”. Su filiación por un lenguaje sencillo prosado directo y la cuidadosa construcción de un lenguaje de relojería hacen del poemario su mejor virtud; y eso que no considero la cadencia de la música jazz en sus versos. De esta manera “Maquina” se convierte en un poemario donde el infierno medieval complejo se convierte en algo sencillo y matutino: “vete al infierno, mientras intento un bosquejo angélico/ iluso inacabado”.

Puntuación: Regular
Presentación: Buena
Género: Lírico

Leído: 31 de agosto de 2009

miércoles, 26 de agosto de 2009

Poeta ciego


Mario Bellatin ((Ciudad de México, 23 de julio de 1960) salto al ruedo con una novela impresionante: Salón de belleza  (Jaime Campodónico / Editor, 1994) que refina su estilo escueto y fragmentario que posee. Las novelas posteriores, parecen, que fueran parte de una novela "total" que busca la perfección en torno al estilo que profesa. Bellatin muchas veces ha confesado que su escritura es un proyecto literario que tiene como base el lenguaje, la estructura de la novela y la forma de narrar.
Poeta ciego (Tusquets / Peisa 1998) es la consolidación del escritor al nivel internacional. Una novela que fue aclamada y esperada por la crítica especializada en su tiempo. La obra trata de un poeta de orígenes legendarios –apostólicos- creador de rituales, que funda una secta de oscuros propósitos cuyas reglas se basan en una sexualidad maliciosa e incoherente. El poeta se presenta desde inicio como un sujeto sin historia pero de una trascendencia incierta. La sabiduría de entender las cosas es una de las características del personaje principal, así como su alejamiento/ cercanía a la sociedad que le rodea. ¿Pero El poeta es el Mesías de este mundo incierto? Las obras de Bellatin siempre tendrán un importante característica –para mí- que es la construcción del espacio donde quedan maniatados los personajes. No da datos, no da nombres exactos, ni muchos menos se conocen a los personajes –históricamente-. Eso da a la novela un aire de extrañeza, incertidumbre. En esta novela aparecen todas estas características y el eje narrativo de la novela policial. He ahí para mí el gran problema de la obra. La novela policial siempre pedirá al narrador un bagaje de datos inciertos para que el lector atento pueda resolver el misterio planteado desde el inicio. Lo que no pasa en la novela de Bellatin. Bellatin es escueto en datos tanto los personajes como las causas que movilizan el relato. Cuando Bellatin combina estos estilos en vez de enriquecerlo le resta, la novela denota poco trabajada aunque los personajes sean inquietas, amorfos, raros. En la novela, también, abundan hechos absurdos en donde los personajes se ven sumergidos y se ven envueltos en su accionar dentro de la obra – me refiero a la extraña droga, el método de implantar la ideología de la secta, el razonar del poeta, etc. Otro caso importante es la manera de presentar la historia; Bellatin, renueva la técnica narrativa de un tiempo lineal, por una construcción de capítulos fragmentarios que en que cada cierto momento salta de tiempo –valga la redundancia-, esto posibilita que se haga un recuento de lo ya narrado y aporte nuevas observaciones de los hechos ocurridos. Me hace recordar a la técnica que utiliza Kundera en “La insoportable levedad del ser”. En conclusión la novela no me emociono como lo hizo en su momento “Salón de Belleza” y mucho menos colmo las expectativas que tenía. Espero que Bellatin vuelva a deleitarnos con la misma prosa o algo raro como nos tiene acostumbrado.

Puntuación: Mala
Presentación: Muy buena
Género: Narrativo
Leído: 12 de agosto de 2009


martes, 25 de agosto de 2009

Secreciones,excreciones y desatinos


No he tenido la oportunidad de leer a varios autores brasileños, solo uno que me destapo el cerebro hace algunos años atrás. Me refiero a Rubem Fonseca (1925), unos de los más importantes narradores, vivos, de la tradición brasileña. Rubem Fonseca me deleito con su conjunto de relato: “Ella y las otras mujeres” (La otra orilla, 2007). La forma de tratar temas tan perversos con total normalidad y el lenguaje exacto sin decoro provocó mi fidelidad con su literatura. Fonseca es un escritor recientemente revalorado en Hispanoamérica y considerado como unos de los pioneros del relato policial. De este impacto desenfado de mi anterior lectura me compre: “Secreciones, excreciones y desatinos” (Seix Barral, 2003). Un libro raro -como son en mayoría los de Fonseca- que plantea desde el inicio la construcción de personajes extraños que se enfrentan a situaciones raras con un accionar en su contorno sosegado, como si lo presentado se normara en parámetros inverosímiles. Cuestión aparte es el lenguaje cotidiano que utiliza el narrador y ayuda a que estas situaciones se presenten como verosímiles. Un hombre que practica la copromancia y descubre su destino en los excrementos, un joven que chupa la sangre de sus enemigos, un aficionado al crucigrama, un enano que se deleita en enamorar a mujeres alta para después dejarlas por otras, son algunos de los personajes interesantes que se desprenden de su texto. De portada la temática puede sonarnos interesantes –como entendió este cronista aventurero-; pero de mi humilde posición creo que muchos de los relatos se tornan pesados por el tema efímero o el desenlace desencadenante. No hay un móvil siniestro, oculto, -si bien el tema es apetitoso e ingenioso- que maraville en los relatos. Entiendo que todo lo que puede escribir un escritor no debe gustar al público, pero esta columna no es para decir que es bueno y malo, sino ayudar al lector curioso con una lectura personal y, de esta manera guiar, una lectura satisfactoria. Acaso no será la primera responsabilidad de un crítico literario. De los relatos de Fonseca puedo destacar: Copromancia, La naturaleza, o la oposición a la gracia; Hermoso dientes y buen corazón y encuentro y desencuentros. Definitivamente resaltaré que los finales de los relatos me deja una desazón de incertidumbre, de frustración de los personajes, que provocan en el lector la esperanza de un desenlace siniestro –que no se cumple en la mayoría-. El hilo policial, que nos tiene acostumbrado Fonseca es uno de los recursos que utiliza para tener sujetados a una lectura de un tirón. Así como un tema ingenioso y un lenguaje sencillo. Rubem Fonseca es un motivo para enfrentarnos a una condición humana inútil y a la vez glorificante. Y nos invita a merodear por sus páginas como un inocente monaguillo descubriendo pecados de su cuerpo.

Puntuación: Regular
Presentación: Muy buena
Género: Relatos
Leído: 7 de agosto de 2009

viernes, 21 de agosto de 2009

Poca Luz en el bar


Quien ha vivido en el infierno -y no rondado- puede entender la poesía de Jaime Urco (1952). “Poca Luz en el bar y otros poemas” (1995), merecedor del premio Asociación cultural Japonesa del Perú (1995), nos hace entender que la poesía y la vida es un monstruo de dos cuerpos que tiene solo una cabeza. Libro extenso, que el autor (me) confiesa que le demoro diez años en escribirla, y que solo transita –apocalípticamente- en un solo tema: el alcohol. Lo que se desprende de ahí son consecuencias que toda esa vida apátrida te puede ocasionar. El tema de la familia, la identidad de un pueblo (Perú), el suicidio, la soledad, la mujer; todo ello, con una inyección de reflexión pesimista, que se desprenden, insistentemente, en este cataclismo que nos aproxima a la nada. Urco nos plantea un libro arriesgado, como a la vez sencillo, con un vacío profundo –a lo Camus, Sartre, Hesse- sobre la condición humana. ¿Cuántas noches, inconciencias, calles solitarias, mujeres, bares atestados de fracasados, le costo para escribir este libro iluminador? No lo sé, pero siento el olor – en sus páginas- a sobaco, arcilla, cigarro, cerveza helada, mesa de madera, silencio, la nada. “Como cualquier hijo de vecino has pensado en volarte la/ tapa de los sesos/ aunque en honor a la verdad/ no haya más arma que tus solas ganas…” Urco me hace entender que la vida no vale nada y que el alcohol será el refugio eterno del hombre buscando –mordiéndose su homínida cola- lo que nunca tendrá respuesta. Será este éxtasis extraño que nos afrenta a una verdad del ser humano, el único momento donde somos hombres y podemos decir lo que sentimos y maldecimos: “estoy quebrado/ sigo mi camino/ nuevamente en una esquina soy el lector del kiosco/ mis ojos no pueden creer todo lo que ha podido ocurrir en/ un único día peor pienso más y digo/ no es un único día/ es la joda de años y años…”
La estructura del libro está definida en cuatro partes: “Bajo el volcan” - título tomado de la novela de Malcolm Lowry-, “el mundo al revés”, “entre idas y venidas” y “el reino de este mundo –clara intensión de parafrasear la novela de Carpentier-. El primer bloque nos plantea el itinerario del yo poético que debe transitar, ahí son comunes el bar, la cama, el sofá, la familia, el tema de abandono de la mujer o la soledad. En el segundo apartado teoriza sobre su condición de un desarraigado, sobre ese yo que ya no el yo, es un yo vilipendiado sin historia: “el sol sigue ahí/ arriba/ y entiendo que la piel que lo recibe tiene historia/ y una cosa era Wiracocha besado por el dios padre sol/ y otra yo...” “Entre idas y venidas” es la mirada de lo que era el yo/borracho que no es pero quiere serlo, ese yo condenado que lo persigue y lo atormenta: “quiero volver a ese lugar donde habría la panza / y el maná caía sin preguntar horas ayunos compañías…” “El reino de este mundo” parte de la idea del yo presente de su construcción como persona –pasado- que se desprende de una nación que para él es desconocida: “la venganza es inútil/ ya no somos inmortales hijos del sol padre Wiracocha/ ni tampoco cartesianos hegelianos” Urco nos envuelve en ese infierno que muchos hemos transitado, en el declive de negarnos como seres sociales, encorbatados y moralista. Sus letras queman en la boca, hierven, te escupen, te hacen entender que nada de lo que has vivido en tu mesa –con sus tres cervezas- se compara a su infierno, porque el demonio que se encuentra embotellado es el peor de todos: la soledad. Salud poeta.

Puntuación: Muy bueno
Presentación: Regular
Género: Poesía
Leído: 20 de Agosto del 2009

jueves, 20 de agosto de 2009

La vigilia de los sentidos


La poesía peruana se debe a varias tradiciones poéticas foráneas. Desde la Colonia hasta la actualidad estas influencias, aporte, discursos; sobreviven en las expresiones de la poética peruana. El Barroco, en este caso, tuvo su aparición en el Perú a comienzo del siglo XVII con los poetas Juan del Valle y Caviedes, y Concolocorvo; aunque hubieron muchos exponentes - en la época colonial-, que cultivaron esta tradición, no sería hasta mediados del siglo XX cuando se retomó las ideas estéticas y se logró reestructurar este discurso de origen español, amante del lenguaje florido, de la ritma perfecta, la experimentación con estrofas clásicas o el latinismo arraigado en el léxico. Estamos hablando del poeta Martín Adán, quien revaloró y desarrollo la estilista gongorina. Esta tendencia se ha mantenido vigente, actualmente, como es el caso del poeta peruano Jorge Wiesse en su libro “Vigilia de los sentidos” (Ediciones Laberinto, Lima 2005). Wiesse propone desde el inició un cuidado lexical en cada verso –“Silencio preñado de palabra/ solo con la música callada…”- Pero no solo encontramos estas características en su libro sino la temática del amor, el silencio, la poética de la creación insuficiente, el paisaje, el viaje cíclico, la reflexión de la palabra o la técnica de la interpretación del poema basándose en vasos comunicantes del poema con las citas. Estas citas –que se encuentran antes del poema- nos puedes connotar dos cosas: el minucioso y sigiloso estudio del poeta por la poesía y la conexión intertextual de poder construir mundos -me refiero al ambiente, situaciones, reelaboraciones poética de clásicos poetas o al simple hecho de parafrasear poemas antiguos que producen que se construyan los poemas del autor- . Estos mundos poéticos -esto lo singular y lo que se aleja a Martín Adán- es lo interdisciplinario que puede encontrarse en el poema. Las citas pueden ser desde poemas de lenguas desusadas, citas de poesías en idioma diferentes, canciones, guiones cinematográficos. Este es el caso del poema “Antes del fin”, que evoca el dialogo de Guido y Claudia en la película 8 ½ de Fellini. Quiero también comentar el apéndice “Deudas advertidas”, que nos hace pensar si la poesía es la suma de una tradición que nos hace solo repetir lo ya creado, lo ya vivido, o que todo este esfuerzo –poético- es en vano para llegar aquella perfección que los poetas místicos querían llegar: ¿la inmortalidad? Jorge Wiesse nos brindas estos poemas con aroma a sensibilidad, prolongación de la nada, de un pesimismo poético –que lo visionaba Adán o Hôlderlin-. Solo nos queda disfrutar de la palabra imperfecta y beber de ella el intento de ser inmortales.

Puntuación: Bueno
Presentación: Bueno
Género: Lírico
Leído: 19 de agosto de 2009