jueves, 20 de agosto de 2009

La vigilia de los sentidos


La poesía peruana se debe a varias tradiciones poéticas foráneas. Desde la Colonia hasta la actualidad estas influencias, aporte, discursos; sobreviven en las expresiones de la poética peruana. El Barroco, en este caso, tuvo su aparición en el Perú a comienzo del siglo XVII con los poetas Juan del Valle y Caviedes, y Concolocorvo; aunque hubieron muchos exponentes - en la época colonial-, que cultivaron esta tradición, no sería hasta mediados del siglo XX cuando se retomó las ideas estéticas y se logró reestructurar este discurso de origen español, amante del lenguaje florido, de la ritma perfecta, la experimentación con estrofas clásicas o el latinismo arraigado en el léxico. Estamos hablando del poeta Martín Adán, quien revaloró y desarrollo la estilista gongorina. Esta tendencia se ha mantenido vigente, actualmente, como es el caso del poeta peruano Jorge Wiesse en su libro “Vigilia de los sentidos” (Ediciones Laberinto, Lima 2005). Wiesse propone desde el inició un cuidado lexical en cada verso –“Silencio preñado de palabra/ solo con la música callada…”- Pero no solo encontramos estas características en su libro sino la temática del amor, el silencio, la poética de la creación insuficiente, el paisaje, el viaje cíclico, la reflexión de la palabra o la técnica de la interpretación del poema basándose en vasos comunicantes del poema con las citas. Estas citas –que se encuentran antes del poema- nos puedes connotar dos cosas: el minucioso y sigiloso estudio del poeta por la poesía y la conexión intertextual de poder construir mundos -me refiero al ambiente, situaciones, reelaboraciones poética de clásicos poetas o al simple hecho de parafrasear poemas antiguos que producen que se construyan los poemas del autor- . Estos mundos poéticos -esto lo singular y lo que se aleja a Martín Adán- es lo interdisciplinario que puede encontrarse en el poema. Las citas pueden ser desde poemas de lenguas desusadas, citas de poesías en idioma diferentes, canciones, guiones cinematográficos. Este es el caso del poema “Antes del fin”, que evoca el dialogo de Guido y Claudia en la película 8 ½ de Fellini. Quiero también comentar el apéndice “Deudas advertidas”, que nos hace pensar si la poesía es la suma de una tradición que nos hace solo repetir lo ya creado, lo ya vivido, o que todo este esfuerzo –poético- es en vano para llegar aquella perfección que los poetas místicos querían llegar: ¿la inmortalidad? Jorge Wiesse nos brindas estos poemas con aroma a sensibilidad, prolongación de la nada, de un pesimismo poético –que lo visionaba Adán o Hôlderlin-. Solo nos queda disfrutar de la palabra imperfecta y beber de ella el intento de ser inmortales.

Puntuación: Bueno
Presentación: Bueno
Género: Lírico
Leído: 19 de agosto de 2009

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