domingo, 29 de diciembre de 2013

Algo que supuestamente divertido que nunca volveré a hacer


Me recomendaron que si quería aventurarme a leer al monstruo de David Foster Wallace (Estados Unidos 1962 -2008) tenía que empezar por este libro de crónica-reportaje-bitácora llamado “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer” (Debolsillo 2012). Ahí encontraría un Wallace menos depresivo, más irónico, sin ninguna estructura sintáctica enrevesada y con pocas citas (sus citas si son un laberinto). Y es verdad, en este libro encuentro a ese Wallace que está forjando un estilo diferente pero con rezagos de influencia de la generación pasada (Bret Easton Ellis es uno de ellos) y no se convierte en ese monstruoso Thomas Pynchon remasterizado, con muchas citas y con antidepresivos. Poco puedo decir de la obra sino repetir lo que dice en la contratapa del libro: “una radiografía más aguda e irreverente a la cultura americana de fin de siglo”. Lo que si no me queda claro es que si este monstruo literario podré soportarlo porque he invertido mucho dinero en comprar y leer todas sus obras y verificar si es el gran escritor norteamericano de final de siglo.

Presentación: Buena
Puntuación: Buena
Género: Crónica
Leído: 30 de noviembre del 2013

Poemas de la bella pájara tornera


Enriqueta Belevan (Lima, 1949) se ha convertido en una poeta de culto por la razón que solo ha publicado dos buenos libros (“Poema al estilo de una pintura ingenua” y “Poema de la bella pájara tornera”) y desde la fecha (1984) no se ha sabido mucho de ella y de su producción literaria.
“Poema de la bella pájara tornera” (Editorial Alfa, 1984) es un poemario atípico en la literatura peruana porque sale del discurso imperante del setenta y del ochenta en nuestro país. Su poesía transita en lo reflexivo dejando de lado el discurso narratológico y barroco. Su estilo está acorde con la tradición japonesa por su carácter profundo, versos cortos y un lenguaje sencillo. Otra característica importante en su poesía es la dependencia que tiene el ser amado en sus versos, algo también muy extraño porque no está en la línea de las posturas femeninas de esos años.  Este poemario contiene algunos poemas de su primer libro y los que fueron escritos en los periodos de los años 1979 -1983.
“Poema de la bella pájara tornera” se convertirá en el vestigio que todo lo que se establece en un discurso imperante es correcto sino también aquello que se aísla por encontrar una voz más íntima.

Presentación: Regular
Puntuación: Muy bueno
Género: Poesía
Leído: 3 de diciembre de 2013 

Entrevista a John López


1.- ¿Cómo surgió la idea de realizar todos los años un Festival en el norte chico?
CIELO ABIERTO fue un proyecto a largo plazo que se planteó hace diez años con un grupo de amigos de la universidad. Queríamos un festival que revolucione y salga de lo común, es decir, que busque espacios culturales no convencionales para propiciar la creación literaria y la descentralización cultural.

2.- Descentralizar la Literatura ha sido uno de los fines de los festivales que se han organizado en diferentes provincias de nuestro país pero contrariamente  han tenido poca duración. Yo recuerdo el Festival Patio Azul en Cajamarca que era majestuoso pero no se sostuvo. ¿Qué diagnostico puedes dar de otros festivales que se hacen en diferente partes del Perú?
Personalmente recuerdo mucho al festival “Patio azul”, “Novísima Verba” e incluso “País imaginario” que influenciaron en algo a CIELO ABIERTO. Nuestro acierto es que hemos perdurado y no fenecido como los anteriores. Además nos diferenciamos porque estos eran organizados en Lima, excepto “Patio Azul” que siempre fue en Cajamarca y era financiada por la minera Yanacocha que podía organizar un festival de esa magnitud. En cambio nosotros hasta ahora debemos trajinar, enfrentar a nuestras autoridades ediles, e incluso avergonzarnos ante ellos para obtener una partida mínima porque eso es lo único que ofrecen, sin embargo, ahora, la trascendencia de CIELO ABIERTO es admirada y hasta emulada en otras ciudades peruanas, hechos que nos reconforta y llena de pasión.

3.- Y las autoridad qué tan comprometidas están con el evento o es el sector privado es quien más se involucra.
Compromiso no existe, lo que sí existe es un interés momentáneo para patrocinar un evento. Las personas que apoyan nuestro proyecto son Evedardo Vitonera, alcalde de Puerto Supe, quizá el más comprometido con el festival y el alcalde es el alcalde de Supe, Juan Carlos Albújar.  Personas que gracias a su juventud han gestionado múltiples acciones para esta edición del festival. Este apoyo ha llegado al compromiso de implementar y re-aperturar la biblioteca Tilsa Tsuchiya de Supe.
Respecto al sector privado el apoyo es en cierta manera es mayor, debido a la amistad existente con nuestros coordinadores, cosa que nos alivia en los múltiples requerimientos.

4.- Y qué expectativas tienen los ciudadanos por el Festival Cielo Abierto
En estas siete ediciones del festival las expectativas crecieron paulatinamente, nada se ha logrado inmediatamente. En las instituciones privadas y públicas antes nuestros muchachos tenían que distribuir más de 200 solicitudes para que al menos alguno acepte apoyarnos. Ahora es diferente, nuestras autoridades, directores de colegios y empresarios, nos remiten cartas solicitando que el festival llegue a sus instituciones, o en su defecto, nos llaman para considerar un posible apoyo de sus empresas. En torno a la población misma ya saben que existe un CIELO ABIERTO desde que pegamos los afiches.

5.- Pero los ciudadanos se interesan por el espectáculo en sí (conciertos), por las personalidades que asistirán o por la poesía. Te pregunto esto porque en provincia es difícil la atención a este tipo de eventos y más aún si es poesía.
Valga sinceridades, si el público escucha música, poesía y puede apreciar cine o teatro, nos basta para entender que ellos captan el concepto del festival; si te das cuenta este no es festival meramente poético, nunca lo fue en sí, este es un festival de las artes, donde se  interactúa con el público.

6.- Mi pregunta se debe específicamente en la estrategia para atraer al público que muchas veces su interés no es por las artes. A lo dicho cuál sería las estrategias que utilizas para atraer al público para que asistan al festival.
Este año incluimos el cine, un cine de calidad, como por ejemplo “Sigo siendo”, un documental ganador de varios premios, pese a su reciente aparición. Así también incluimos ahora conciertos con grupos de fusión que valen la pena y no pierde el concepto del festival. Este año el concepto es Arguedas.

7.- ¿Cuáles son los expositores que tendrás este año y las actividades que tienes planeado?
Tenemos más de sesenta invitados, entre poetas, narradores, cronistas, investigadores de Arguedas, músicos, grupos de rock, teatro, y cineastas; entre nuestros invitados tenemos a Szyszlo, Corcuera, Reynoso, Lili Caballero, Colchado, etc. este año el homenajeado es José María Arguedas y para ello tendremos conciertos en su memoria, recitales descentralizados en Supe, Pativilca, Puerto Supe y Barranca. Tendremos, además, “cines rodantes” que se instalarán en lugares estratégicos en toda la provincia. Esto es un festival de todas las artes.

8.- ¿Cuáles serían los proyectos que tiene para afianzar el Festival Cielo abierto en los próximos años?
Nuestros próximos proyectos son la implementación de las bibliotecas públicas. Una prueba de ello es la biblioteca Blanca Varela que se hizo gracias al apoyo de muchos intelectuales.

Parabellum


Parabellum (Santo oficio, 2008) es un poemario que en primera instancia quiere plantear la temática de la guerra interna en el Perú. El problema del libro es que hay algunos poemas que salen de ese contexto y debilita la idea inicial (los poemas posteriores son más personales: una lucha interna con su existencia). Otros desatinos del poemario son en torno a la estructuración del libro, el ritmo y el estilo de los poemas iniciales que no se ajustan con los últimos (que para mí son los más notable). Este libro (un homenaje a George Trakl en el sentido estético) tiene poemas profundo y muy bien estructurados que dan esa calidad que debe tener un poeta como Coral.
Un poemario que nos servirá para escoger algunas hojas de los árboles talados.

Presentación: Buena.
Puntuación: Regular
Género: Poesía.
Leído: 27 de diciembre del 2013

Sobre la aldea


Sobre la aldea (Lustra editores) de Víctor Salazar Yerén (Lima, 1981) es uno de los pocos libros que he leído que propone poetizar el acto de descubrimiento del paisaje y la idiosincrasia de una parte de la sierra peruana desde una mirada del otro (La novela “Crónica de San Gabriel” (1960) de Julio Ramón Ribeyro también trata de plantear la misma temática). Este “otro” lo entiendo como alguien que no pertenece a un lugar pero su estancia en el espacio geográfico le hace reformular su visión sobre lo que ve y vive.
Salazar construye sus versos con una prosa precisa, sencilla, colorida y con una mirada infantil para rebelarnos el descubrimiento de todo aquello que siempre ignoró el yo poético y que ahora lo deslumbra y lo hace preso de aquello inexplicable que trata de ponerle un nombre o una descripción para su propio razonamiento. Este forastero (el yo poético) al momento de conocer y redescubrir el paraje serrano se transforma en un nuevo ser (apátrida) que trata de buscar un equilibrio en su existencia (objetiva/ subjetiva) porque aquello que dejó en su punto de partida (la ciudad o su tormento existencial) lo ha ayudado a replantear su ubicación dentro del nuevo todo. Un libro no pretencioso pero notable en versos y en ideas.

Puntuación: Bueno.
Presentación: Bueno.
Género: Poesía.
Leído: 21 de noviembre del 2013.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Dentritos


Dentritos (Paracaídas editores, 2009) de Wilver Moreno Tineo (Ayacucho 1982) es un poemario que trata de reflejar la teoría de los cuerpos por medio de un laberinto de deseos e intenciones poéticas que se van fragmentando en el transcurso de nuestra lectura para ofrecernos sensaciones de rupturas y cadencias plurales rítmicas. El problema del libro es que los versos solo nos describen imágenes o situaciones de aislamiento en torno a la corporeidad. No encuentro ninguna consistencia de desarrollo reflexivo en todo el libro, solo versos que la misma lectura lo fragmenta (la pluralidad de ritmos ayuda a ello) y lo desaparece para dejarnos un sinsabor de inconsistencia. Un poemario que servirá para un nuevo intento de hacer poesía.

Presentación: Bueno
Puntuación: Malo
Género: Poesía
Leído: 21 de noviembre de 2013 

Carnet


Carnet (Editorial Magdala, 1996) de Esther Castañeda (Lima 1947 – 2010) es un poemario compuesto por versos minúsculos que no pierde la profundidad que debe tener la poesía. El Haikus japonés, como estructura poética, le ayuda a Castañeda a preguntarnos sobre el silencio, la página en blanco, la soledad y el tiempo. Si un poema extenso está condenado a no dar una respuesta del existir sino a describir, estos reducidos versos, en cambio, nos enseña a respirar y observar mejor nuestra vida. Cada palabra de este libro mide la energía, la intensidad y el ritmo para componer la contemplación de la imagen sugerida. Con unas cuantas páginas Esther nos ha enseñado que la vida misma puede vivirse en lo imperceptible.

Puntuación: Muy bueno
Presentación: Regular
Género: Poesía
Leído: 27 de noviembre de 2013 

sábado, 23 de noviembre de 2013

Escena primordial y otros poemas


Escena primordial y otro de poemas (Ediciones Cope 2007) de Chrystian Zegarra Benites (Trujillo, 1971) fue el poemario que se adjudicó de la XII Bienal de Poesía “Premio Cope 2005”. El poemario parte de la idea comparativa-testimonio de la introspección personal con hechos históricos (como la edad de Jesús o el contexto que le ha tocado vivir) para construir un discurso de reflexión mediante una prosa cadente. Los primeros poemas trata de desacralizar el nexo comparativo religioso (Católico) buscando volverlo pagano (más humano) y reflexivo. Ahora, si bien es cierto que nos convence de la idea que parte de los poemas iniciales, en la segunda parte del libro se olvida de la temática y su narratología poética para “completar” con textos que poco o nada ayudan al planteamiento inicial. Así el libro pierde la unidad inicial y el refinamiento musical que podemos apreciar en sus primeros poemas. Un poemario que no hace merecimiento al tan distinguido premio.

Presentación: Regular
Puntuación: Regular
Género: Poesía
Leído: 29 de Noviembre del 2010 (releído para este fin).   

Miedo y asco en Las Vegas


Miedo y asco en Las Vegas (Anagrama 2002) es una novela escrita por Hunter S. Thompson e ilustrada por Ralph Steadman. La historia sigue el viaje de Thompson, bajo el seudónimo de Raoul Duke, y su abogado, Óscar Zeta Acosta (con el alias Dr. Gonzo), por una surrealista ciudad de Las Vegas, con la misión de escribir algunos reportajes y, al parecer lo más importante, perseguir lo que Thompson llama el sueño americano. A este viaje se suman estrafalarios personajes y una maleta repleta de drogas.
La escritura de la novela tiene origen su cuando Thompson fue enviado a hacer un fotorreportaje del campeonato de motocross Mint 400 para la revista Sports Illustrated en 1971. Al mismo tiempo, fue contratado por Rolling Stone para cubrir una convención policial sobre narcóticos en Las Vegas. Antes de ser avisado sobre la carrera, Thompson estaba en Los Ángeles informando sobre el asesinato de Rubén Salazar y las protestas raciales que ocurrieron tras su muerte. Posteriormente, Thompson, escribe la mayoría de la novela en una habitación de hotel en la ciudad de Arcadaia, California, en su tiempo libre mientras trabajaba en el artículo sobre Salazar para Rolling Stone (luego publicado como Strange Rumblings in Aztlan). Lo que originalmente iba a ser un simple fotorreportaje, explotó hasta convertirse en un artículo del tamaño de una novela para Rolling Stone, en noviembre de 1971. El texto (publicado por parte en la revista) fue publicado bajo el nombre “Miedo y asco en Las Vegas”. La novela fue denominada como "el mejor libro de la década de la droga (dope decade)" por el New York Times, y una "abrasadora sensación épica" por el periodista y escritor Tom Wolfe.
Fear and Loathing in Las Vegas, como ocurre con la mayoría de los textos de Thompson, está basado en hechos reales, pero alterados y exagerados hasta tal punto que fácilmente pueden traspasar la línea de la ficción. Una obra de culto, especialmente entre los seguidores del Nuevo periodismo y el Periodismo Gonzo. Debo mencionar, finalmente, que el libro tuvo una adaptación cinematográfica (con Johnny Depp y Benicio del Toro, y dirigida por Terry Gilliam) realizada en 1998.

Presentación: Buena
Puntuación: Muy Buena
Género: Narrativo
Leído: 13 de noviembre de 2013

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Salón de belleza


Salón de belleza (Biblioteca latinoamericana contemporánea 2000) de Mario Bellatin (1960) es sin lugar a duda un libro raro y es también uno de los pocos que en su relectura me sigue asombrando. Honestamente creo que no habrá otro libro de Bellatin que desarrolle esa atmosfera que ha ido construyendo como un estilo propio en su sinnúmero de novelas que ha publicado en el transcurso de su carrera. Esa decadencia de su prosa que se vuelca en la construcción arquitectónica de sus descripciones para envolver en un hálito de malditez y pesimismo a sus personajes es lo que al lector de una manera le fascina al leer sus páginas. Así lo fragmentario y la experimentación tiene sentido en sus novelas y le dan un sello personal que se suma a esa característica innata de la literatura que es dar extrañeza a lo común. No sé si la novela es una reivindicación al Otro (el homosexual) porque no creo en el Otro (según mis lecturas de Bauman) pero si es una novela humanizante que trata de envolvernos y hacernos repreguntas sobre el cuerpo y los prejuicios que construyen un discurso manipulador en torno a este. Una gran novela de la literatura peruana (aunque Bellatin se considere mexicano la novela fue redacta en el Perú) que sin lugar a duda es un hito extraño, mutante y alterno.

Puntuación: Excelente
Presentación: Buena
Género: Novela
Leído: 22 de Octubre del 2002 

7


7 (Paracaídas, 2001) de Jorge Alberto Flores (Junín 1983) es un poemario lleno de simbologías numéricas y religiosas (específicamente en el sentido de la amada para el yo poético y la terminología que puebla el libro). De mi punto de vista, la sensualidad del libro recae en la deleitación de los sentidos y la expectación del cuerpo del ser amado. En ningún poema el yo poético arremete contra la amada sino más bien  la santifica por esa aureola infantil que le rodea. Es la amada infantil (que me hace recordar mucho a los poemas de Eguren) la que con su presencia hace la ruptura en el pensamiento y en el lenguaje del yo poético. Lo que sí puedo percibir es que en algunos pasajes hay discordancia en torno a la armonía del uso de la lengua (poema 4) y el uso insistente de la fragmentación que produce una dificultad en el desarrollo de la idea que quiere dar el poema. Esto último también puede ser rebatido si se piensa que el yo poético no quiere desarrollar ninguna idea en el poema sino construir imágenes sensitivas.

Puntuación: Bueno
Presentación: Bueno
Género: Poesía
Leído: 9 de noviembre del 2013

La batalla del pasado


La batalla del pasado (Editorial Apoyo, 1996) es el primer libro de Alonso Cueto (Lima, 1994). Este libro lo conforman once cuentos de una buena factura que están escrito con un estilo bien cuidado, que hace recordar a la atmósfera que puebla los cuentos de Raymond Carver, y que poseen (todos los cuentos) una estructura tradicional del cuento europeo. Todos estos textos están poblados por historia que no solo ocurren en Lima sino en ciudades de Estados Unidos (la ambientación debe ser lo novedoso -la primera edición corresponde a 1983, Alfaguara-) y Europa, además sus protagonistas son apátridas que buscan recuperar sus familias, su pasado, el amor y hasta trozos de ellos mismos.
Finalmente debo confesar que no me había acercado a Cueto por prejuicios infundado pero me da gusto de haber leído el libro y mi peruanidad haya sido desenmascarada y avergonzada. Un buen libro de Alonso Cueto.

Puntuación: Muy bueno
Presentación: Regular
Género: Cuentos
Leído: 9 de noviembre del 2013

La loca de la casa



La loca de la casa (Alfaguara, 2013) de la escritora española Rosa Montero (1961) es un libro híbrido (mezcla la novela, el ensayo y la autobiografía) y tienen como temática la metaliteraria (un recorrido por el arte de la creación, los recuerdos, la locura, la pasión y la fantasía). Un viaje interior que emprende la autora para reflexionar, de una manera novedosa e inteligente, sobre el arte de escribir. Para ello, se documenta de libros que han tocado ese tópico y tratar de dar una reinterpretación -de una manera didáctica- sobre lo que entiende por el oficio de escribir. Un libro con una prosa puntual y una reflexión creativa que no solo es para un lector especializado sino que puede ser leer por  un lector promedio para que pueda acerca al laboratorio de la escritura creativa.

Puntuación: Muy bueno
Presentación: Muy bueno
Género: Narrativo (Ensayo – novela – autobiografía)
Leído: 8 de noviembre del 2013

jueves, 31 de octubre de 2013

Palacio de Justicia


Palacio de justicia (2013) de Dalmacia Ruiz-Rosas Samohod (1957) es un poemario que con una sutil ironía trata crear un conducto imaginario de la historia del Perú con su historia personal. Son varias las temáticas que trata de desarrollar el texto como la convivencia de pareja, la cotidianidad domestica de sectores populares, el amor de pareja, la idea de identidad (el imaginario de femineidad) y la represión social que son escusas para que el discurso se vuelve un reclamó hacia un receptor imaginario-indiferente (que se puede deducir que es lo establecido-letrado por ello el nombre del libro). Así el libro se vuelve un testimonio de la época del ochenta por su lenguaje y su contexto discursivo. Un libro que recoge lo mejor de la poeta que ha descollado entre los vates de su generación, otra vez, por esa notoriedad de carácter inigualable que posee.

Puntuación: Buena
Presentación: Regular
Género: Poesía
Leído: 21 de Septiembre del 2013   

miércoles, 30 de octubre de 2013

El escarabajo y el hombre


El escarabajo y el hombre (1970) de Oswaldo Reynoso (1932) es para mi opinión su mejor novela -sin menospreciar las otras-. Los personajes, dentro de una problemática socio- económica, usan la violencia y antivalores como medios de supervivencia en una sociedad decrépita (este patrón se repite desde Los inocentes hasta la actualidad). Es entonces que la novela se vuelve (con el devenir discursivo monólogo-oral) en existencial, pero no solo podemos calificarla de esa manera sino también como alegórica y simbolista. Esto se da  por uso de vasos comunicantes de pasajes narrativos Hombre-escarabajo (narración del periplo del escarabajo y la descripción técnica del escarabajo) que fortalecen y van explicando el desarrollo narrativo del texto. Más aun, yo podría proponer que más que un recurso técnico de extrapolar situaciones en la novela parecería que la estructura en sí del texto es un montaje cinematográfico de pequeños flash back que quedan supeditadas a varios microcosmos como es la vida de un escarabajo con la alegoría del hombre (en la primera edición del libro se encuentran veintidós diseños visuales de Jesús Ruiz Durand que refuerza mi idea). A lo señalado puedo añadir que el lenguaje de los personajes y el lenguaje poético se mezclan para dar una noción de horizontalidad discursiva que se entiende que lo letrado y lo no letrado tiene una condición de igualdad en el texto. Una novela compleja, de varias voces, simbólica, alegórica, existencial y hasta de la clave (como lo sustenta Reynoso en la entrevista que le hace Wolfgang A. Luchting en su libro Escritores peruanos que piensas que dicen (Editorial Ecoma, 1977) que nos hará conocer al Reynoso más lúcido. 

Puntuación: Excelente
Presentación: Muy buena
Género: Novela
Leído: 20 de Octubre del 2013 (Releído)        

lunes, 21 de octubre de 2013

Historia abreviada de la literatura portátil


Historia abreviada de la literatura portátil (Anagrama, 2004) es la primera obra publicada (1985) de Enrique Vila – Matas. Esta novela corta fue acogida gratamente por los lectores y la crítica por la manera muy particular de abordar un tema metaliterario. Este libro fue, sin lugar a duda, la piedra angular en torno al estilo que ha ido desarrollando Vila –Matas en su carrera literaria. Preocuparse por escribir sobre aspectos desconocidos de la vida oculta de escritores raros o ensayar una escritura no ficcional para afrontar un texto literario le ha valido, con los años, en convertirse en un escritor de culto entre los lectores. Lo interesante del libro es que Vila – Matas se documenta muy bien al tratar el tema (o eso nos hace parecer) sobre “La conspiración Shandy o sociedad secreta de los portátiles” que fue fundada en 1924 y que formaron parte: Duchamp, Scott Fitzgerald, Walter Benjamín, Vallejo, Rita Malú, Valery Larbaud, García Lorca, Pola Negri, Berta Bocado, Alberto Savinio y Georgia O´Keefe. El texto mantiene esa voz narrativa de la no ficción para hacernos creer lo bien documentado que se encuentra el narrador y así poder retratar el clima vanguardista de la época que nos va envolviendo por el solo hecho de descubrir lo no dicho o no escrito en los libros de Literatura. El único problema del libro es que su escritura todavía no es tan envolvente como los libros posteriores, pero esto es justificable por ser el primer libro del autor. Un libro para conocer a ese minucioso lector que es Vila – Matas.

Puntuación: Regular
Presentación: Buena
Género: Novela
Leído: 18 de Agosto del 2013
    

jueves, 26 de septiembre de 2013

Cartas desde la azotea


Cartas desde la celda (Mesa redonda 2011) de Domingo de Ramos (Ica 1960) se vale de discurso epistolar para estructurar un discurso que va dirigido a un receptor imaginario en donde hilvana el paragón de la guerra personal con aquella guerra bélica de un país desconocido. Así la suposición de la azotea se convierte en su trinchera y la escritura en su arma en que tendrá que enfrentar aquellos fantasmas personales. Este libro de Domingo mantiene ese lenguaje característico que lo identifica así como la sonoridad que cursa su lírica. En torno a tema seguirá con la pérdida del otro femenino, su reflexión sobre su origen, la migración, su pasado y su desarraigo. Un libro personal del gran poeta de los ochenta.

Puntuación: Bueno
Presentación: Muy bueno
Género: Poesía
Leído: 3 de noviembre del 2012

Roce en Roq


Roce en roq (Tranvía editores 2012) es un libro menor de Dalmacia Ruíz-Rosas Samahod (1957). Si bien este cuarto poemario tiene la propuesta de alejarse de coloquialismo característico de su época y trata de fragmentar su discurso en favor de darle un halo más reflexivo el poemario pierde en unidad y profundidad. Así el aspecto biográfico se apodera de sus páginas para dejar testimonio de vida y sinceridad que poco ayuda a desarrollar el proyecto poético que se embarcó Dalmacia en sus primeras páginas.

Puntuación: Regular
Presentación: Buena
Género: Poesía
Leído: 24 de septiembre de 2013

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cosmópolis


Don DeLillo (Nueva York, 20 de noviembre de 1936) es un escritor estadounidense conocido por sus novelas que retratan la vida de su país a finales del siglo XX y principios del XXI. Es considerado por la crítica especializada como una de las figuras centrales del posmodernismo literario. Cosmópolis (Seix Barral 2003) es una novela que transcurre en un solo día (un día de Abril del 2000) y está contextualizado en la caída del mercado norteamericano y el surgimiento de un nuevo orden económico (el chino). En este proceso Eric Parker (multimillonario y asesor de inversiones) se debate en apostar toda su fortuna contra la subida del yen o desestimarla. Con diálogos absurdos, por momentos; falta de una ilación narrativa, un atmósfera densa y personajes muestran poca humanidad ante los hechos son las características que tiene dicha novela. Además que lo fascinante se centra en que el personaje recorre la ciudad de Manhattan en una limosina -que también lo utiliza como oficina- para llegar donde un barbero le  cortará el cabello. Mientras la transita por la ciudad toma desvíos a causa de la visita del presidente de los Estados Unidos y por el funeral del músico favorito de Eric. También se menciona que Eric se casó recientemente pero tiene una relación muy distante con su esposa a causa que su unión es por conveniencia. En el coche y en otros lugares, tiene encuentros con su esposa, que no quiere tener relaciones sexuales con él, para ahorrar energía que necesita para su trabajo de poeta. Por otro lado, Eric anda preocupado debido a que el doctor diagnosticó que tiene una próstata asimétrica. Finalmente, después de la especulación monetaria devastadora, mata a su guardaespaldas y sigue un camino de auto-destrucción, que incluye a un asesino que quiere matarlo. Una novela que tiene todos los aditivos para ser considerada una de las novela postmoderna más importante de Estados Unidos que fue llevada -en el 20012- al cine por el director David Cronenberg y protagonizada por Robert Pattinson.

Presentación: Muy buena
Puntuación: Buena
Género: Novela
Leída: 27 de Agosto del 2013

lunes, 26 de agosto de 2013

Entrevista a Alexis Iparraguirre


1.- La no ficción es un género incipiente que ha sido desarrollado, mayormente, por periodistas norteamericanos con gran lucidez. ¿Por qué crees que en el Perú se está dando recién este fenómeno?

Creo que hay que considerar que la literatura de no ficción tiene un prestigio canónico antiguo pero no resultó tan popular en el Perú del siglo XX, salvo en contadas excepciones. Pero el siglo XIX fue abundante en la proliferación de formas no ficcionales clásicas: los libros de memorias, autobiografías y los diarios personales. A veces ello se pasa por alto porque también el XIX es el gran siglo de la novela europea. Y ahí existe un frondoso árbol de escritura de no ficción que prendió en Latinoamerica tanto o más rápido que el espíritu romántico o la voluntad emancipadora, y generó incluso textos muy originales, como lo es el Facundo de Sarmiento, híbrido de memoria, ensayo y fábula sobre el mal estadista. En el siglo XX, los diarios de Anaís Nin, invariablemente consultados por cada vez más lectores, son una exploración fascinante en una sensibilidad transgresora y fuente de nuevos caminos en prosa. En lo que compete al caso de la crónica, en los Estados Unidos devino en una presencia cotidiana. Hay una veta grandísima de crónicas de guerra, alimentada por las muchas en las que el país participó. En la actualidad, las crónicas son infaltables en el periódico dominical, además, de claro, en las revistas dedicadas al género. Existe una hermosa y conmovedora crónica, una verdadera joya de la crónica, de John Hersey, Hiroshima, de 1945, publicada por la revista New Yorker. Siempre la tengo presente porque rivaliza en sensibilidad e inventiva verbal con la mejor ficción que conozco. Es el relato sobre las visicitudes de un pequeño grupo de sobrevivientes, desde antes de que pudieran considerarse tales, apenas minutos previos a la explosión atómica, hasta unas semanas después, cuando consiguen cierto alivio a sus pesares, al que se añade un epílogo escrito cuarenta años después, desolador. En ese libro, la sensibilidad para captar la experiencia sin precedentes de los incendios de uranio, la ciudad arrasada y la muerte por radiación es sobrecogedora, al mismo tiempo que ilustra los imprevisibles gestos de compasión humana que consiguen su propio camino en esa matanza. En efecto, en Estados Unidos la crónica ha sido un género que ha destilado obras maestras que rápidamente se asociaron con buena literatura. En el Perú actual, el vínculo no ha sido inmediato. Si bien se divulgaron relativamente muy bien en las últimas dos décadas muchos libros de connotados periodistas sobre casos críminales emblemáticos o episodios de la guerra contrasubversiva, el propósito informativo, de desenmascaramiento de la verdad, que los animaba siempre pareció distante de la persecusión de una voz autoral distintiva, la que modulase estéticamente los materiales presentados. Ello ha sido, más bien, un interés promovido por revistas especializadas muy distinguibles, que apostaron desde un inicio por el trabajo cronístico como logro de autor y por el control milimétrico de las potencias del lenguaje.

2.- El Modernismo peruano se formó sobre la base de la idea francesa de dar importancia al periódico como vehículo de denuncia o discrepancia. Así la editorial, la crónica y las noticias sociales eran lo más importante. De allí que se publicaran una variedad de revistas y periódicos. En el ámbito actual, como señalas, la revista Etiqueta negra ha impulsado este crecimiento a diferencia de los periódicos que poco o nada publican estas crónicas.

Aunque desconozco el detalle de la dinámica periodista de principios del siglo XX, el del auge del Modernismo de Darío y el de una prensa inflamada por la discrepancia política y la disputa literaria, entiendo que tal frenesí se justifica en una circunstancia concreta: la del traslado de la plaza pública al espacio de los primeros medios de comunicación masivos, los periódicos de los que hablas, en el marco de una cultura letrada que había alcanzado su mayor prestigio, extensión e intensidad en la Europa de fines del siglo XIX. No obstante, es también un momento bastante paradójico para la cultura letrada en cuanto expuesta a la lógica de los medios masivos. Así, los periódicos la difunden, pero al mismo tiempo le restan aura de invención, producto del genio, porque la hacen abundante, nada rara, cotidiana y efímera, accesible por muchos a cambio de unas pocas monedas. Además, las exigencias del medio por comunicar crean los automatismos del oficio que se pueden cumplir fácilmente con método y, sobre todo, atención a formatos y espacio. En términos prácticos, la escritura pública, velozmente, deja de ser patrimonio de artistas, de estilistas o de una elite humanista. La necesidad del día a día crea nuevos usuarios de la letra autorizados por su oficio y validados por la lectoría. Desde luego, revistas y periódicos puedes hospedar al humanista, y acogen al columnista brillante, e incluso han fomentado formas de narracción complejas como la crónica, pero ellas aparecen en tanto una dimensión del periódico o la revista, pero no en tanto base de su lógica. Cuando esto último sucede se habla de medios especializados, no masivos. Y los grandes tirajes de prensa anticiparon otras formas de comunicación para millones, la mayoría en soportes tecnológicos distintos del fundamentado en la letra impresa, que han hecho que el debate político y el arte literario tenga tránsitos insospechados, en detrimento del periodismo diario.
Respecto del esfuerzo de Etiqueta Negra, ha conseguido el objetivo no menor de incluir al Perú en el circuito de primer nivel en el ámbito de las publicaciones cronísticas de autor, en sus lógicas de difusión y de validación en el ámbito internacional. En este quehacer, ha entrenado a brillantes periodistas-cronistas, escritores cuyo trabajo es admirable, y que han renovado, como en mucho tiempo no se conocía, no solo la crónica, sino la calidad de columnas de opinión y del periodismo en general en diarios nacionales e internacionales. Y entre ellos existen autores notables que han incursionado en la ficción con mucha altura, y pienso de inmediato en Juan Manuel Robles. En general, Etiqueta Negra, y también las revistas promovidas a su vera, han conseguido un alto nivel de escritura, bastante inusual si se tiene en cuenta la situación precaria del marco institucional letrado en el el país y el espacio casi nulo para el desarrollo de la profesión de escritor. No obstante, ello difiere, como es natural, del tipo de encrucijada en que se situó la prensa modernista, el caso al que aludes, porque ahora la crónica de calidad pertenece a otro espacio, en vista de que los medios de comunicación impresos, como sabemos, han perdido el predicamento del que gozaban a comienzos del siglo XX. Etiqueta Negra y su crónica se corresponden con un tipo de especialización alcanzado no solo en relación con otras formas de escritura pública, sino que supone una toma de postura respecto de las artes gráficas y de los medios audivisuales que se inició hace buen tiempo por Europa y los Estados Unidos. Esa revista y las que la siguieron, desde su condición de objetos, nos hablan de esos reposicionamientos y diálogos con otros códigos que son, como resulta natural, de alto interés mediático.

3.- En nuestro medio y en nuestros días, parece ser que los escritores recurren a las investigaciones y al Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación para componer ficciones. Inclusive cuando se basan en vivencias propias o expresan un punto de vista discrepante, se deduce el apoyo de ese texto. Esto se apreciar bastante en la narrativa pero muy poco en la poesía.

Esa es una pregunta interesante. He sostenido en otra entrevista que existe un diálogo intenso de la ficción realista con ese documento y con lo que se ha dicho del documento, el que para mí es el libro más importante escrito hasta ahora en el Perú durante el siglo XXI. Tiene aportes para todas las disciplinas y naturalmente para la ficción. Basta decir que es el primero que, en el marco de una visión integral, dice el qué, quién, cuándo y cómo de la vida política peruana del 1980 al 2000. Contra lo que podría pensarse es información que no se sabía, o que se sabía muy mal, sobre todo en el ámbito del teatro de la guerra en los Andes. Ello se debió, como cabe suponer, al interés de sus actores, sobre todo de los responsables políticos, que han buscado disolver su responsabilidad en la confución general. El Estado lo hizo frecuentemente reemplazando la historia por la propaganda de los medios a su servicio, que dividía a los enfrentados maniqueamente en buenos, las Fuerzas Armadas, y malos, los subversivos. Los terroristas, como es obvio, y también por doctrina, invertían los términos y resultaba otra falsificación para consumo de sus conversos. En ese contexto, el simple establecimiento de una cronología de los hechos por parte del Informe Final, que asignó responsabilidades específicas, terminó con un panorama burdo e interesado. Pero, incluso ahora, las conclusiones del Informe Final no se incorporan de manera efectiva en la educación pública escolar porque afronta aún, en el año 2013, la resistencia de los sectores políticos que responsabiliza y que conservan predicamento en la administración de Estado y en la opinión pública. Contrario a ello, los testimonios incluidos en el Informe Final, también las reseñas que se han hecho de él, y sus conclusiones, y lo que se desprende de ellas, lo que condena y lo que aconseja, y también su aura y lo que se cree leer, movilizan la corriente más activa de la narrativa realista peruana hoy, según me parece. E incluso escritores que suscriben posturas políticas que discrepan del texto del Informe Final sobreentienden, al fabular, tales dichos y juicios. Es una operación de influjo compleja y que merecería mayor atención de los especialistas, aunque, conviene advertir, conlleva también cierta esfera de premisas y referentes en los que el realismo peruano parece que permanecerá un buen tiempo. Esto no implica un juicio de valor, pero eventualmente, como todo tema que se hace familiar, promueve automatismos muy seductores: la secuencia de guerra, ignorancia ciudadana, revelación del espanto, arrepentimiento y/o reconciliación y/o venganza. Pero esa facilidad también puede verse como un obstáculo que sortear para la inventiva de nuestros narradores. Desde luego, narrar parece una opción más intuitiva para tratar la guerra entre el Estado y Sendero Luminoso, pero existen poemarios tempranos sobre la guerra interna como Ayacucho, hora nona (1987) de Marcial Molina Richter. Quizás también cabría buscar entender la relación de la poesía con el tema en el ámbito del propio proceso de la lírica nacional, que, hasta donde entiendo, no es hegemónicamente político, asunto que, por otro lado, ha sido central en el realismo narrativo del siglo XX.

4.- Pero esta preocupación por la impronta política y el conflicto armado interno también parece haber dado motivo para el desarrollo de los llamados “géneros menores” que se acomodan más este problema, como son la novela policial, la sentimental, la ciencia ficción, la erótica o la fantástica.

Es verdad, se escribe mucho en clave de género. Existen muchas razones para ello. Primero que los géneros tienen capturada la imaginación de auditorios masivos a través de la televisión y el cine desde hace décadas. Ello no solo asegura públicos sino escritores legitimamente inspirados en ellos y dispuestos a explorarlos literariamente. En nuestros días, la apelación al género subyace incluso en el impulso más seminal de contar, y ello ocurre incluso cuando no se está pensando en ello, cuando se está empeñado en hacer gran literatura o la gran novela. Vargas Llosa es un caso ejemplar. Conversación en la Catedral es una novela de estética vanguardista para su época, es muchas novelas en una, y entre ellas es un truculento melodrama. ¿Qué más melodramático, y para el caso truculento, que la decepción profunda por el descubrimiento de la homosexualidad del padre? Por nuestras coordenadas históricas, los géneros son terrenos más inmediatos para la invención literaria, aunque, desde luego, no los únicos. Y son sometidos a transformaciones extremas, se les yuxtaponen procedimientos afines con el canon letrado más prestigioso, pero asoman siempre y la dirección y potencia de la cultura de masas en la que florecen nos hace pensar que seguirán con nosotros por mucho tiempo.

5.- En todo caso, la narrativa en el Perú se ha escrito para figurar problemas de la realidad. De ahí que la novela peruana, tal como la entiende la crítica y la mercadotécnica, sean de carácter realista. Pero en el caso del cuento fantástico, ¿cómo ves la aceptación por estos sectores que orientan la recepción literaria?

A mi parecer, la presencia del género fantástico tiende a ser creciente y cada vez con miras inventivas y estéticas más altas por una variedad de factores. En primer lugar, es una ficción que en la actualidad no solo bebe de las narrativas de Borges, Cortázar, Sábato, James, Poe y otros escritores que se asocian inmediatamente con la alta cultura letrada. El fantástico ha ido incorporando, de manera tanto o más receptiva que el realismo, los productos de la industria del entretenimiento para públicos masivos y los ha asumido creativamente en la literatura peruana más nueva. Es un proceso largo, que adquiere enorme poder persuasivo cuando la ciencia ficción o el terror o las historias de superhéroes consiguen obras maestras, e incluso otras que no lo son tanto, pero que deparan para la memoria de los auditorios la inquietud, el brillo y la satisfacción que provocan la fruición de las bellas artes. Pienso en la ciencia ficción de Herbert, de Asimov; en la novela gráfica de Miller; en los novelones de terror de Stephen King. La alta cultura de la fantasía pop, como se le puede llamar, se difunde en el formato impreso en un inicio. Pero su influjo crece exponencialmente cuando se traslada al cine, y luego inspira familias de películas; es decir, cuando se dinamiza el cine y la televisión con la fantasía y la especulación futurista y policial de una forma nunca antes vista. Esta veta, que alimenta el relato fantástico más reciente, tiene poco que ver con las lógicas de la ficción fantástica del canon letrado, y los escritores que se dejan seducir por ellas, y asumen el papel de hibridarlas con los procedimientos propios de la escritura literaria, realizan una tarea de adaptación intensa y extensa. Por ejemplo, buscan hacer verosímil para la misma historia el tono de Poe o Cortázar y la iconografía de la novela gráfica o el ánime. Aquí entra el segundo factor por considerar en el desarrollo del género fantástico actual. Su auge radica también en la existencia de un público que espera ese tipo de hibridación, o incluso más: la completa incorporación de la estética de la cultura pop más sofisticada en la literatura. Y ello ha sido una circunstancia no fortuita. No basta que el lector tenga familiaridad con los medios audiviosuales y su fábrica de fantasía, o sea un devoto de los formatos más fáciles de sagas prefabricadas. Debe ser un lector en busca de las mayores potencias del género. Y a la preparación de esos lectores, que en general son lectores ganados para literatura sin adjetivos, se ha dedicado en el Perú una ya no tan secreta legión de promotores de una tradición local de consumo de literatura de género, en especial ciencia ficción, fantasía y terror. Debió haber surgido, paulatinamente, alrededor de los años setenta, primero a partir de la mera cultura del fan, aunque ciertamente menos popular que en los Estados Unidos de la misma época, y luego se empeñó en la escritura de historias propias, al margen de la literatura oficial. Para la primera década del 2000, me consta, incluía a escritores y fans de varias generaciones, con un canon literario que, antes de remitir a la ficción peruana realista, la mejor posicionada, encontraba, informaba y valoraba textos fantásticos nacionales e internacionales como centrales; en los últimos años, tiene voces críticas y creativas de muy buen nivel. Pienso en Daniel Salvo o Carlos Saldívar, por citar dos ejemplos. Son autores con vocación precursora en ciencia-ficción, a los que, de seguro, no se les conoce en el ámbito de los recuentos anuales de mérito literario, pero han hecho una labor valiosísima en la promoción y crecimiento, incluso por el boca a boca, del género fantástico peruano. La lectoría así concitada, según lo veo, ha sido la más abierta a aceptar y divulgar los más recientes tránsitos por la cultura pop de la literatura fantástica.
Por ello no luce extraña, según entiendo, la potencia del género. Así lo ha reconocido Ricardo González Vigil, uno de los críticos literarios con mayor predicamento en el país, cuyos estudios, además, confieren habitualmente mucho valor a la ficción realista y a la de carácter andino. En su última antología, El cuento peruano ha señalado a dos relatos fantásticos como las mejores narraciones breves de la década que va hasta el 2010. Y son textos que hacen dialogar los códigos literarios tradicionales con la iconografía de la cultura pop.

6.- Y en tu quehacer literario, tienes un acercamiento a lo fantástico con tu libro de cuentos El inventario de las naves. ¿Cuál es tu  planteamiento para abarcar lo fantástico?

Antes que nada, conviene confesarme, ya que lo que viene apunta a preferencias arbitrarias  que han ido encontrando su propia sitio en mi sensibilidad y mis razones. Como lo ha dicho en otras entrevistas, soy fan de la ciencia ficción, de los thrillers televisivos de misterio y fantasía de los noventas (Expedientes XMillenium), del Sherlock Holmes de Conan Doyle, de Star Wars y de todos los animes de Evangelion. Algunas de esas devociones fueron seguidas de forma metódica con la intencionalidad de aprender para luego escribir. Otras simplemente fueron hallazgos de la vida doméstica, sobre todo durante la infancia y la adolescencia, cuya pista seguí maravillado a través de los años. Estos gustos tienen tanta parte en mi inclinación por el género como las lecciones que, dentro de mis limitaciones, pude aprender de la lectura del canon letrado, principalmente del Boom Latinoamericano y, sobre todo, de Cortázar y Borges. Paradójicamente, siempre me ha parecido una ironía que se subraye el influjo de este último en mis cuentos, que naturalmente existe, pero que yo entendí como una figuración paródica, aunque, desde luego, con toda la seriedad que cabe al buscar no solo un pastiche de su oralidad, sino incluso de su aura. Así, en esa época, no solo leía a Borges, sino que, mis amigos de Letras y yo también lo escuchábamos, hipnotizados, una y otra vez, en una entrevista larguísima que dio a un programa de la televisión española, una muy larga que, luego, se popularizó y que ahora está en Youtube a disposición de quien quiera. Mi generación, hasta donde entiendo, oyó entonces por primera vez la voz de Borges, una voz bastante suave, inesperada diría para alguien que intelectualmente era imaginado como un titán, un Homero otro. Entonces, a mí me dio por remedar su voz, porque me parecía incluso peculiarmente graciosa, por fijar sus ritmos coloquiales para contar algunos chistes en reuniones con mis amigos y, debo de admitir, que con algún éxito. A partir de esa intuición de su entonación me dediqué a modelar la voz y la apostura de mi Borges personaje en El Inventario. Existe, desde luego, la señalada simpatía con la forma de organizar la unidad de un libro al estilo de Italo Calvino, que por esos años leía también febrilmente. Pero ahora recuerdo que Calvino, como desde mi propia escritura he procurado hacer, ha tenido una trayectoria bastante meritoria, dedicada a incorporar elementos de la ciencia ficción y del cómic a su propia escritura. Muestra de ello es ese recopilatorio denominado Todas las cosmicómicas.

7.- Lo que me planteas me evoca la proliferación de lo fantástico en el cuento pero pocas incursiones en la novela salvo antecedente como Clemente Palma o Adolph. Por otro lado, también puedo entender que lo fantástico tiene interés en tu generación no por una condición de lectura sino por los medios audiovisuales.

Es verdad. Puede resultar un poco repetitivo decirlo, pero vamos de nuevo: los antecedentes en la cronología no son los antecedentes de la genealogía. La cronología la establecen la fatalidad de las sucesiones, la genealogía se la plantea el autor cuando mira hacia sus predecesores por simpatías y ejemplos y no necesariamente son los más reconocibles por otros. Por ejemplo, Clemente Palma y José Adolph son antecedentes cronológicos de lo que se hace hoy, pero no los entiendo como antecedente de mi escritura, ni tampoco, pienso, de la obra de otros de mis contemporáneos que han emprendido exploraciones de lo fantástico (pienso en Carlos Gallardo o Luis Hernán Castañeda). Pero sí lo han sido en el pasado para algunos colegas y, con seguridad, lo serán para otros. Y por esa misma libertad, un influjo importante para mi escritura proviene de muchos productos complejos de la alta cultura pop. Y ello, para desilusión mía, no es un rasgo original, sino uno muy extendido, diría característico, de estos años en que tanto predicamento tiene la cultura de masas en todos los ámbitos de la vida doméstica. Pero me parece un excelente reflejo, al menos una señal buenísima, de que la escritura literaria apuesta, en una clase de textos que se revela en auge, por seguir devorando y reciclando todo lo útil para conseguir ficciones que expresen de modo honesto las preferencías de sus autores, es decir, un renovado acervo de coordenadas estéticas y socioculturales, que están reescibriendo el tejido de la literatura desde la transformación original de algunos emblemas del consumo masivo.

8.- Hablando sobre el tema de masas y de consumo. ¿Qué opinas de este boom editorial independientes y qué tanto ha ayudado a diversificar (¿descentralizar?) la literatura en el Perú?

Creo que he dado mi opinión sobre el tema en otra parte, pero vale la pena precisarlo. Es excelente que existan editoriales independientes, es excelente que se publiquen en ellas a autores que concepciones de mercado poco atentas a los riesgos de la originalidad y la novedad condenan, en la práctica, al silencio. No obstante, me parece indispensable que tengan un financiamiento autónomo para honrar la cualidad que las distingue. Ello parece lógico, pero no es un hecho que se dé en la mayoría de los casos. ¿Qué significa esto? Que frecuentemente las editoriales independientes no se financian, sino que lo hacen sus autores, los que pagan el costo de imprimir sus libros. De otro lado, son editoriales que consiguen visibilidad y difusión disputando el poco espacio en prensa y medios que no han acaparado editoriales más antiguas y mejor posicionadas. Estas prácticas pueden favorecer a un autor o un texto en lo inmediato, pero son dañinas a largo plazo para el total del quehacer independiente. La primera situación contribuye a que salga de inédito un autor, pero demasiadas veces este puede no merecerlo. Muchos libros que eventualmente no reunen condiciones de calidad acceden a la segunda situación, que resulta en la divulgación de publicaciones inaparentes. Ello no solo perjudica las legitimas expectativas de la lectoría por textos meritorios, sino que mella gravemente el prestigio y la credibilidad de las editoriales independientes. Si ellas quisieran realmente salir de una dinámica que, a mi parecer, crea una falsa impresión de proliferación de autores y éxito editorial (a fin de cuentas, hay abundancia de libros nuevos circulando), ellas debieran obtener financiamiento y garantizar ventas por otros medios, quizás al principio complementarios de los que ahora funcionan, pero rápidamente han de volverse los principales. ¿Cuáles? No lo sé. No soy empresario. Pero forjar una autonomía económica, liquidez y una presencia en la escena literaria que valga por sí misma, como firma, me parecen condiciones mínimas de verdadero éxito de empresa. Si no, en realidad las editoriales están siendo subsidiadas por los autores y por la cuota de buena voluntad de algunas secciones culturales que presentan sus productos. Desde luego, entiendo que esta situación, la de un autor que se paga los tirajes, tiene el atractivo de ingresos fijos para el editor y puede resultar muy seductora y difícil de abandonar.

9.- En efecto, uno de los problemas de la nueva literatura en el Perú es el de hacerla visible para la lectoría (tanto la simplemente interesada como la crítica). Por ello, es habitual que los escritores nos volvamos autores de culto porque solo nos conocen nuestros colegas, un grupo de lectores especializados o, por último, porque nuestros libros son vendidos como hallazgos casi arqueológicos. Los cánones de nuestra literatura, además, se suelen construir desde la capital. ¿Todavía sigue vigoroso el centralismo que ha aquejado a nuestra nación desde la época colonial?

La palabra canon es muy socorrida, pero tiene muchos usos, algunas más adecuados que otros según lo que se quiera decir. Si se busca aludir a un conjunto de autores que se consagran como modelos de escritura incuestionable, ello supone una visión autoritaria y estrecha de la literatura que no comparto, y no creo que muchos escritores y críticos tomen en serio. En cambio, la que plantea Harold Bloom es más interesante, aunque a veces se le confunda con la anterior. En términos generales, según Bloom, los escritores nuevos que aspiran a una condición “sublime” eligen sus influencias dentro de la órbita de otros escritores que lo han conseguido, de modo que escribir es una lucha que a medias consigue la originalidad y a medias perpetua la lección del escritor “sublime” (lo que siempre es, prima fascie, la confirmación del carácter “sublime” del predecesor). En el marco de esta formulación, el canon es el conjunto de libros que atesoran los escritores por ellos mismos para crear. Una tercera idea, más laxa, pero de uso más extendido, supone comunidades de lectores que dialogan y reflexionan en distintos niveles y grados. En este marco, el canon es el conjunto de autores y obras que sirven de referencia para crear, leer, estudiar y, en general, hablar de literatura y cuya lista jamás se cierra porque participa de las lógicas de todo diálogo, en sus idas y vueltas, desde sesudas exégesis hasta corrientes de opinión. Atendiendo a esta última idea, cabe describir a nuestra comunidad de lectores y escritores literarios como en general disgregada, muy reducida, sobre todo si se tiene en cuenta que ocurre en un marco institucional educativo bastante disminuido. Es innegable que se puede hablar de una tradición de lectura y escritura medianamente reconocible o canónica, pero estamos lejos de tener diálogos entre comunidades lectoras de rango nacional. El único medio en que se ha realizado algun tipo de intercambio de modo programático ha sido en el universitario, pero por condiciones que son inherentes a su quehacer, y sabemos que arriesgan casi nada en autores contemporáneos. También es una verdad de perogrullo que el cáracter centralista de la difusión y publicidad editorial hace que los lectores estén de manera abrumadoramente alerta de la producción capitalina y de la que llega de muchas metropolis extranjeras, antes que a la del interior. Pero se tiene que admitir tambien que en en estos tiempos puede que se considere desde las mismas provincias que las capitales y la nación como totalidad ya no son buenos sitios para dialogar sobre literatura debido a su conocido centralismo. De hecho, está ocurriendo que los autores de provincias emprendan formas de relaciones comunitarias que no privilegien los vínculos nacionales. En Tacna, por ejemplo, hay una apreciable actividad de intercambio literario y letrado que internet ha facilitado con Cochabamba, Arica, Antofagasta, en la que Cinosargo Ediciones de Arica juega un papel importante; incluso es un eje que alcanza a Arequipa. Y, por lo que he podido constatar, es un activismo que dinamiza una escena literaria bien informada y genera algunas joyitas de vanguardia desde una situación de completa periferia. Me atrevo a augurar que será más frecuente que los autores y los auditorios eludirán, en la literatura y en las artes, algunas lógicas geopolíticas del estado-nación conforme se consoliden otras formas de entender el sitio del propio arte, que ya no resultará dócil al imperativo de pensarse y reflexionarse dentro los parámetros de un discurso nacional con bandera del siglo XIX, centralista y esquemático  y que buscará otros territorios para instalarse (la carretera virtual en primer lugar, según parece).

10.-La literatura en Estados Unidos se despliega por una amplia geografía que en mucho puede resultar tan desafiante de integrar en un único canon. ¿Qué opinión puedes darnos de cómo se desarrolla la literatura norteamericana?

De principio, la literatura norteamericana puede integrar un canon muy activo en el tercer sentido que he señalado debido a que se trata de numerosas y amplias comunidades de lectores, informadas por distintas redes de publicaciones, de bibliotecas públicas y universitarias, clubes de lectura y actividades promotoras de la lectura de muy distinto tipo. Desde luego, existe una bien cimentada educación pública que legitima a los escritores clásicos de la Union y los clásicos del idioma inglés (Shakespeare adelante, desde luego). Pero respecto de la escena actual, la que la educación no ha normalizado aún, lo más lógico es imaginarla múltiple en vez de una, por variados factores que resultan de una geografía social y económica que implica una nación que va de un lado a otro del continente y cuya interacción resulta difícil de medir. Por solo mostrar la variedad a partir de determinaciones  obvias, la lógica cultural de las costas dista mucho de la del interior; el sur tiene una escena literaria muy peculiar por factores históricos derivados de la guerra civil, y New York y los Angeles son más bien ciudades-estado y eso produce escenas muy localistas y endogámicas. Otro caso: en la actualidad, pensar la escritura de ficción en función de los premios Pulitzer o los del PEN Club es seguir buenas señales, pero no son ninguna garantía de relevancia a largo plazo. Son premios al quehacer anual y en la Unión Americana todos los años se está escribiendo e inventando desde los lugares más imprevistos. Un ejemplo al canto: hace un año nadie conocía a Sergio de la Pava, litigante a tiempo completo en New York. y hoy es premio PEN a mejor debut literario del año en ficción. Sintomáticamente, en principio de la Pava publicó Una singularidad desnuda, su novela ganadora, solo por internet. Así que a los territorios reales abría que superponer los activísimos territorios virtuales.
En los reales, sobreviven obsesiones tan típicas del siglo XX norteamericano como la de  gran novela americana, es decir estadadounidense, que merece todo un apartado, porque responde a una interpelación colectiva a las artes por discursos fundacionales, semejante en algunos rasgos a la que obró el ideal de la novela fundacional latinoamericana. Y al lado de ella, comunidades de estetas, de intelectuales o colectivos urbanos erigen otras prácticas y canones: la novela conceptual, la poesía callejera vinculada al rap, la intervención urbana que instala en el espacio público muchas artes a la vez, entre ellas también las del lenguaje. Y a ello debo añadir que mi visión es obligadamente limitada porque me acerco a la literatura norteamericana desde la ciudad de New York, donde vivo, la que, como toda megapolis que delira sobre su carácter único en el mundo, luce siempre obsesionada por sus multitud de autores nativos y las frecuentes vanguardias que gesta por su concentración de comunidades artísticas, como ya he dicho, y parece menos atenta a los consensos.
No obstante, del mismo modo que toda literatura configurada bajo el conjuro de un canon nacional, propone figuras muy visibles que se acumulan para la fotografía de la escena del pasado reciente, que New York acepta y fomenta, y que no son sorpresas. Los conocemos: David Foster Wallace, Michael Chabon, Jonathan Frazen. Mucho más atrás, queda Roth, sobre quien tanto la ciudad como la Unión Americana han extendido el status de clásico viviente (incluso su casa de New Jersey es en la actualidad un museo). Roth ha dicho, y cito libremente, que la posteridad en vida huele a cementerio. Pero es un cementerio donde nadie, pero nadie, ensucia su blanquísimo mármol.
Más predecible, por otro lado, es pensar en New York como escenario antes que como escena. En tanto ella, se emplea como pasarela de lucimiento de escritores consagrados de todas partes del mundo. En eso, es muy efectiva para sancionar un aura de universalidad que, en honor de la verdad, es, en la mayoría de los casos, una merecida apoteosis. Muchos otro escritores la convierten, con acierto creo yo, en un lugar de residencia no solo por lo atractivo de la permanente novedad que fomentan sus ambientes cosmopolitas sino por la cantidad abrumadora de oferta cultural: artes plásticas, música, sitios históricos, museos, universidades de primer nivel. En el campo de la sensibilidad, se muestra hiperestimulante.

11.- Estado Unidos se ha convertido lo que en su momento fue Francia o España. Pero lo que también se percibe es la cantidad de críticos literarios que se han asentando en universidades norteamericana. ¿Cómo puede explicar este fenómeno?

Creo que es bastante conocido que la actividad académica en todo los niveles es pobremente remunerada en el Perú. El acceso a las cátedras plantea altos requisitos profesionales, pero difícilmente obliga a una mejor remuneración. No existen condiciones para investigar en Ciencias y Humanidades. Quienes han continuado trabajando en el país en esas áreas han terminado por subvencionar con su dinero investigaciones que debieran ser promovidas y financiadas por fondos universitarios.
Recuerdo que hasta hace algunos años existía una interpelación apostólica, que en realidad solo beneficiaba a autoridades contumaces en no financiar investigaciones, que propugnaba que el trabajo de este tipo debía hacerse por amor al conocimiento y a la universidad, y no porque fuese una forma legítima de ganarse la vida. Esas barbaridades implican naturalmente un profundo menosprecio a la actividad de investigador.
En cambio, en Estados Unidos, sobre la mera base de la hoja de vida y un proyecto de investigación razonable (y los requisitos que cualquier otro estudiante nativo de los Estados Unidos debiera cumplir) se beca al bachiller en humanidades para programas de posgrado en que pagan por investigar, se ofrece acceso irrestricto a la producción mundial en el área que se explora, se brinda la posibilidad de recibir premios, becas y remuneraciones que corresponden al grado de preparación que el profesional ha alcanzado y a la calidad de su trabajo. Ello, visto desde el simple respeto por la calificación del trabajador, es indudablemente una mejora respecto de las condiciones actuales de empleo en la academia peruana. Desde luego, deben existir excepciones y, a fin de cuentas, no encuentro nada comparado con el clima de familiaridad permanente que supone la patria. Ello y el deseo de trasplantar algo de la cultura académica adquirida son permanentes motores para volver y colaborar con la mejora de la universidad peruana. De hecho, creo que esto último debería ser el sentido de regresar de un posgrado, porque, de seguir sin variación el mismo panorama en la academia peruana, se continuaría regalando trabajo a instituciones que no lo saben apreciar.

12.- Tu opinión gira en torno de la investigación científica. Pero respecto de la preparación de un escritor, ¿qué ventajas brindan las universidades especializadas en ese campo?

Lo que he dicho, sí, se restringe al campo de la investigación científica. Sobre la preparación de un escritor, entiendo que no hay secretos (es decir, cada escritor tiene sus propios secretos para escribir). Si la pregunta va por el ámbito de las maestrías en escritura creativa solo puedo hablar de mi propia experiencia en el programa de NYU y esta es la de una atmósfera de exigencia excepcional. En los talleres de ficción de Diamela Eltit, por ejemplo, el trabajo de cada quien era evaluado en condiciones tácitas de "listo para publicar" y como tal se le sometía a la crítica más exigente. Primero, la de los talleristas, que eran en su mayoría escritores con uno o dos libros publicados y con un ojo crítico implacable. Luego, la de Diamela, que era abundante y muchas veces avasalladora. Por ello, estar en condiciones de presentar un trabajo implicaba jornadas intensas de escritura que solo se amparaban en el talento para fabular y en la capacidad para lucir impecable frente a un público tan lúcido. Desde luego, el texto siempre quedará desaliñado para alguien porque, en muchos casos, existen diferencias de poéticas casi insalvables, pero había el ideal de lo impecable. En los talleres introductorios al cuento y a la no ficción de Muñoz Molina, en cambio la tarea era distinta: revisábamos pormenorizadamente al menos quince obras del género por curso y exponíamos su montaje y desmontaje, además de presentar nuestra propia incursión en la creatividad de la forma narrativa examinada. No obstante, recuerdo como tesoro de esos talleres el énfasis que Antonio hacía en distinguir con tino la especificidad del arte de cada autor, en destacar sus detalles únicos y vibrantes (tal vez su alma). Era un trabajo intenso y asombroso porque sus listas de libros para los cursos incluían revelación tras revelación. En esa forja de leguaje y carácter, figuras mentoras como el director de programa, el puertorriqueño Rubén Ríos Ávila, y la directora de estudios, la poeta peruana Mariela Dreyfus, me fueron de invaluable ayuda para contrastar mis avances hacia el ideal de una escritura muy personal con sus experiencias riquísimas de práctica y reflexión en torno del quehacer artístico.

13.- Finalmente, cuáles son tus proyectos literarios para los años venideros.

Estoy cada vez más cerca de un nuevo libro. Su base es mi tesis de la maestría de NYU. Es un libro de cuentos, con seis relatos sobre ocupaciones que están condenadas a desaparecer, según yo las entiendo e invento, y con ello trato de comprometer la viabilidad del mundo que las concibió y las hizo posibles y duraderas. En algunas de esas historias el propósito es claro, pero en otros prefiero abrir algunos enigmas. Y cada historia es también la figuración de un personaje que planeo desarrollar en una futura novela, si la escritura sigue andando en esa dirección. Es una introducción a algunos aspectos de la novela y hasta podría llamarse precuelas o episodios 00. Escribir los cuentos hibridando un poco el formato de la fábula y la biografía imaginaria ha funcionado para que yo conozca a esos seis personajes muy bien y esté listo para dar el siguiente paso con ellos. Aún me falta cerrar dos historias y ajustar detalles del conjunto, pero su perfil ya me parece definitvo: un capitán de la marina, un profesor de poesía, un físico nuclear que baila salsa, una antropóloga de la cooperación internacional, una bailarina griega poeta-matemática y un capellán de cárceles. Admito que suena bastante arbitrario, pero en eso se repite la impresión general que ofrecía El Inventario de las Naves cuando me atrevía a resumirlos para mis amigos, así que creo que estoy en mi camino.