Aguardiente (Comité Peruano de Solidaridad con el Pueblo Salvadoreño,
segunda edición, 1982) de Hildebrando Grande (Lima, 1941) reconocido poeta
peruano considerado como una de los principales representantes de la Generación
del 60 en la poesía peruana junto a Javier Heraud y Antonio Cisneros. El texto
poético en mención fue ganador del Premio Casa de las Américas en 1978 y recrea
una atmósfera andina, el hombre y su lucha, el amor contemplativo y la tradición
confrontada a la responsabilidad social. Su lenguaje es sobrio, despojado de
cual malabar literario, intenso, rítmico, natural y puntual accesible para cualquier
lector promedio. Por otro lado, Aguardiente revisa la concepción de
Nación desde la ordenación de la memoria oral como espacio crítico. La
construcción no es gratuita, sino que proviene de una clara propuesta que
cuestiona la tradición poética dejada por las generaciones del cincuenta y
sesenta, que no son más que el producto de un contexto social y cultural
específico, como afirma el investigador Erick Ramos Solano. El yo poético
—decía Pérez (1991: 94) con respecto a la poesía de José María Arguedas— es una
conciencia o una voz que expresa un universo social escindido, como el nuestro.
La voz poética de Aguardiente así, se proyecta desde una sensibilidad
partida en dos (lo oral y la escritura), que se forja individualmente para
tocar una parte de la realidad en las fibras orales de un pueblo que por siglos
se le ha negado el ingreso al núcleo de la lengua ordenadora, sentada en el
centro de la ciudad levantada bajo el orden de los signos (Rama, 1984: 25),
soslayando así la capacidad estética andina de nombrar su propio mundo. Un
libro que ha quedado dentro una tradición andina escritural otorgándonos fechas,
nombres, imágenes, la tierra, el dolor, la muerte, las dudas, lo sueños
fenecidos y las banderas que algún momento fueron izadas.
Puntuación: Bueno
Presentación: Bueno
Género: Poesía
Leído: 18 de mayo de 2024
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