sábado, 30 de abril de 2022

La ciudad y los perros


La ciudad y los perros (Editorial Seix Barral, 1962) de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936), novela escrita a los veintitrés años, sorprende por su ritmo, la construcción de los personajes, la técnica y la del poder en un microespacio discursivo. También la fábula intrínseca de convertir a los personajes, al transcurrir la lectura de la novela, en animales que subsisten mediante la violencia. Leoncio Prado se convierte así en un microcosmos de nación, los militares en gobernantes ideologizados y los cadetes en sujetos oprimidos por una idiosincrasia llamada corrupción y un silencio convenido. Por otro lado, el Jaguar construye una moral compleja e inclasificable que considero repercute en la validación de esta tipo de sociedad que se desarrolla en la novela: la lealtad se configura como un acto de valentía, asumir responsabilidades ajenas y el silencio como honor ante la circunstancia contradictoria. Ese acto de “lealtad” termina siendo favorable, al final de la novela, para el Jaguar: se queda con Teresita –relacionada con Arana primero y luego con Fernández- y consigue ser ingeniero, profesión que añoraba ser “El poeta”. Lo desfavorable, contrariamente, le ocurre al Fernández –a pesar que buscó la justicia, se enfrentó al régimen y asumió sus malas acciones contra Arana. La ciudad y los perros, sin lugar a dudas, es la gran novela de la literatura peruana y una que mejor describe nuestra sociedad.     

Puntuación: Muy bueno

Presentación: Muy bueno

Género: Novela

Leído: 28 de abril del 2022

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