Hijo de Jesús (Random House
Mondadori, 1992) de Denis Johnson (1 de julio de 1949 - 24 de mayo de 2017) construye
una obra profundamente inquietante que se inscribe en la tradición de la
narrativa norteamericana marginal, evocando la sensibilidad de autores como
Raymond Carver y Charles Bukowski, pero con un lirismo más sombrío y
perturbador. El libro —una colección de relatos interconectados narrados por un
mismo protagonista, conocido solo como Fuckhead— presenta una visión descarnada
de los márgenes de la sociedad estadounidense, con personajes atrapados en la
espiral del alcoholismo, la drogadicción y la desesperanza existencial. No
obstante, lo que hace de esta obra una pieza singular es la manera en que
Johnson logra extraer belleza —una belleza trágica, ambigua, a veces hasta
redentora— de ese paisaje humano devastado.
A pesar de estar compuesto
por cuentos independientes, Hijo de Jesús puede leerse como una
novela de aprendizaje invertida —una bildungsroman degradada— en la que la
supuesta evolución del personaje principal no conduce a la madurez, sino a una
forma paradójica de comprensión del dolor, el absurdo y la fragilidad humana.
Los relatos están narrados con una lógica episódica, casi onírica, que diluye
las fronteras entre la realidad, el delirio y la alucinación inducida por las
drogas. Este desdibujamiento narrativo, lejos de ser un defecto, se convierte
en el principal recurso estilístico para representar el estado mental del
narrador: fragmentado, confuso, pero profundamente perceptivo en lo emocional.
Johnson escribe con un
estilo que oscila entre lo coloquial y lo poético —una prosa cargada de
imágenes potentes, frases que parecen emerger del subconsciente, y una economía
verbal que recuerda al minimalismo, aunque con destellos de misticismo caótico.
Las frases no siguen siempre una lógica lineal; en ocasiones, irrumpen con
fuerza disruptiva: “Y me di cuenta de que me había vuelto loco, y que estaba
mentalmente enfermo, y que me había metido en un estado en que mi corazón
estaba roto”. Esta forma de narrar —aparentemente caótica pero cuidadosamente
calibrada— reproduce el flujo interior del pensamiento en crisis, evocando al
mismo tiempo el lirismo del alma en ruina y una visión casi bíblica del
sufrimiento humano.
Po otro lado, uno de los
temas recurrentes en el libro es la redención —o, más bien, su imposibilidad.
El título mismo, Hijo de Jesús, sugiere una ironía teológica: el narrador,
lejos de ser un modelo de virtud cristiana, es un testigo fallido, un apóstol
desviado que transita por un mundo en el que la fe ha sido reemplazada por la
necesidad inmediata de alivio —sea este químico, afectivo o ilusorio. Sin
embargo, Johnson introduce momentos de gracia —breves, ambiguos, pero profundamente
humanos— que permiten vislumbrar la posibilidad de redención no como una
certeza metafísica, sino como un gesto mínimo: un acto de bondad, un recuerdo
luminoso, una mirada sincera entre dos seres perdidos.
En su conjunto, el libro
puede leerse también como una crítica subterránea a la América de los
excluidos: vagabundos, adictos, criminales menores y almas errantes que viven
al margen de un sistema indiferente. Johnson no emite juicios morales
explícitos; sin embargo, su mirada es profundamente ética: hay en su escritura
una compasión que no idealiza ni romantiza la marginalidad, pero que la
reconoce como parte constitutiva del drama humano. En este sentido, Hijo
de Jesús puede ser entendido como un evangelio apócrifo del fracaso moderno:
una serie de parábolas rotas donde el amor, la pérdida y el sufrimiento
conforman la única liturgia posible.
Concluyo con afirmar que Hijo
de Jesús es una obra que conmueve por su brutal honestidad y por su capacidad
de encontrar belleza en lo abyecto. Denis Johnson ofrece una visión poética del
infierno cotidiano —una poética de la ruina, si se quiere— que desafía tanto al
lector como a las convenciones del relato corto. Lejos de ofrecer respuestas o
moralejas, el libro deja una estela de incertidumbre espiritual y emocional que
lo convierte en una de las obras más singulares y conmovedoras de la literatura
norteamericana contemporánea. El lector —como el narrador— no termina redimido,
pero sí transformado por el contacto con lo humano en su forma más desnuda y
esencial.
Presentación: Bueno
Puntuación: Bueno
Género: Cuentos
Leído: 5 de mayo del 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario