martes, 14 de octubre de 2025

Parque

Parque (Edición La Rama Florida, 1965) de Washington Delgado (Cuzco, 26 de octubre de 1927-Lima, 6 de septiembre de 2003) primer poemario y uno de los más representativos de su producción poética revela una mirada profundamente existencial sobre el ser humano y su relación con el paisaje, el tiempo, la soledad y la memoria, temática que estarán presente en su poética posterior. Desde sus primeros versos, Delgado establece un tono meditativo que invita al lector a transitar un espacio simbólico: el parque no es únicamente un lugar físico; es también una metáfora del tránsito vital, un escenario donde se entrecruzan la infancia perdida, el amor, la muerte y la búsqueda de sentido.

El lenguaje del poeta se caracteriza por su sobriedad expresiva y su precisión; no hay exceso ni artificio, sino una contención que, paradójicamente, potencia la emoción. Esta economía verbal —propia de un autor que domina la palabra y su silencio— le permite explorar temas universales con una voz íntima, casi confesional. En Parque, la ciudad se convierte en un reflejo del alma humana: sus calles vacías, sus árboles y sus bancos son testigos de la fragilidad de la existencia.

Washington Delgado no describe el parque como un simple paisaje urbano; más bien, lo convierte en un espacio donde se enfrentan la memoria y el olvido: “El parque inmóvil/ se volvió nada:/ solo en el mundo/ yo caminada”. Cada poema parece dialogar con un pasado que se resiste a desaparecer; el hablante lírico se mueve entre la nostalgia y la reflexión, entre la serenidad aparente y una angustia que late bajo la superficie: “Intima, la mañana/ entre mis dedos fluye:/ aire fino que nunca/ ha de volver”. En ese sentido, Parque puede leerse como una meditación sobre el paso del tiempo —ese enemigo invisible que transforma todo lo que toca—; el poeta contempla cómo la vida se desvanece lentamente, y con ella, los sueños y las certezas.

En conclusión, Parque es una obra poética delicada y precisa, donde Washington Delgado alcanza un equilibrio entre la reflexión cotidiana y la emoción contenida. Su escritura —precisa, sobria y profundamente humana— invita a detenerse, a mirar el mundo con ojos renovados y a reconocer, entre las sombras del parque, la presencia inevitable del tiempo y la memoria. Así, el poemario trasciende la experiencia personal para convertirse en una meditación universal sobre lo que significa vivir, recordar y perder.

Presentación: Buena

Puntuación: Buena

Género: Poesía

Leído: 9 de octubre de 2025 

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