La
poesía peruana se debe a varias tradiciones poéticas foráneas. Desde la Colonia
hasta la actualidad estas influencias, aporte, discursos; sobreviven en las
expresiones de la poética peruana. El Barroco, en este caso, tuvo su aparición
en el Perú a comienzo del siglo XVII con los poetas Juan del Valle y Caviedes,
y Concolocorvo; aunque hubieron muchos exponentes - en la época colonial-, que
cultivaron esta tradición, no sería hasta mediados del siglo XX cuando se
retomó las ideas estéticas y se logró reestructurar este discurso de origen
español, amante del lenguaje florido, de la ritma perfecta, la experimentación
con estrofas clásicas o el latinismo arraigado en el léxico. Estamos hablando
del poeta Martín Adán, quien revaloró y desarrollo la estilista gongorina. Esta
tendencia se ha mantenido vigente, actualmente, como es el caso del poeta
peruano Jorge Wiesse en su libro “Vigilia
de los sentidos” (Ediciones Laberinto, Lima 2005). Wiesse propone desde el
inició un cuidado lexical en cada verso –“Silencio preñado de palabra/ solo con
la música callada…”- Pero no solo encontramos estas características en su libro
sino la temática del amor, el silencio, la poética de la creación insuficiente,
el paisaje, el viaje cíclico, la reflexión de la palabra o la técnica de la
interpretación del poema basándose en vasos comunicantes del poema con las
citas. Estas citas –que se encuentran antes del poema- nos puedes connotar dos
cosas: el minucioso y sigiloso estudio del poeta por la poesía y la conexión
intertextual de poder construir mundos -me refiero al ambiente, situaciones,
reelaboraciones poética de clásicos poetas o al simple hecho de parafrasear
poemas antiguos que producen que se construyan los poemas del autor- . Estos
mundos poéticos -esto lo singular y lo que se aleja a Martín Adán- es lo
interdisciplinario que puede encontrarse en el poema. Las citas pueden ser
desde poemas de lenguas desusadas, citas de poesías en idioma diferentes,
canciones, guiones cinematográficos. Este es el caso del poema “Antes del fin”,
que evoca el dialogo de Guido y Claudia en la película 8 ½ de Fellini. Quiero
también comentar el apéndice “Deudas advertidas”, que nos hace pensar si la
poesía es la suma de una tradición que nos hace solo repetir lo ya creado, lo
ya vivido, o que todo este esfuerzo –poético- es en vano para llegar aquella
perfección que los poetas místicos querían llegar: ¿la inmortalidad? Jorge
Wiesse nos brindas estos poemas con aroma a sensibilidad, prolongación de la
nada, de un pesimismo poético –que lo visionaba Adán o Hôlderlin-. Solo nos
queda disfrutar de la palabra imperfecta y beber de ella el intento de ser
inmortales.
Puntuación: Bueno
Presentación: Bueno
Género: Lírico
Leído: 19 de agosto de 2009
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