Margot la Remendona y sus aventuras
galanes, como se apellido
primero esta novela, se publicó en la ciudad de Hamburgo y fue reeditada muchas
veces desde 1750 hasta 1800. La edición que he leído es la primera que se hace
al español y es publicada por la biblioteca de erotismo: “La sonrisa vertical”
1984. La novela pertenece a la clasificación de novelas morales que estaban muy
de moda en Francia pre-revolucionaria. No he encontrado noticias de Fougeret de
Montbron, que es el autor de la novela, pero deduzco la intensión didáctica que
tenía con su sociedad. De este punto puedo deducir el origen –seguramente-
oligárquico que poseía. Esta novela es una pintura costumbrista de la historia
de una profesional del sexo. Lo interesante de la novela es el proceso en la
cual Margot –que da el testimonio en forma de diario oral- va escalando el
nivel social y, nos confiesa, las artimañas que utiliza para conseguir su
propósito. Así logramos partir desde el momento que era una remendona de
calcetines y calzones, hasta codearse con duques y usureros. Quiero observar
algunos puntos interesantes de la novela. El primero la forma como las
zurcidoras de medias, en París, ofrecían sus servicios (estaban en los mercados
dentro de toneles) y la imagen femenina que se construye como testimonio del
siglo XVIII. En el primer tema quiero desarrollar la importancia que tenía la
mujer para cumplir tareas y así participar en la vida social. Me detengo en
este punto porque muchas veces se ha incidido en el papel pasivo de la mujer en
la historia. Este accionar demuestra el trabajo recompensado que hacian en el
siglo XVIII. Tenemos que indicar que este trabajo manual -recompensado- solo
era realizado por la mujer de nivel económico bajo. Pero eso no diferencia a la
mujer burgués. Esta realizaba la misma actividad pero de forma familiar, sin
recompensa, de esta manera se convertía en una actividad eminentemente fémina
que diferenciaba con el hombre. Otras actividades que realizaban eran: el
cantar, el cocinar y el leer poesía en público. Del punto planteado puedo
explicar el segunda idea. La mujer cortesana era una mujer culta porque siendo
culta podía escalar posiciones sociales. Así la opera se convertía en el lugar
perfecto para encontrar un hombre adinerado. En la novela el sujeto femenino no
es el pasivo, es el hombre quien ocupa el lugar. Las huellas de este suceso es
el engaño que hace Margot a los hombres que deambulan por el libro. Hasta lo
más sagaces son engañados por Margot. Para eso Margot dentro del libro nos
llena de consejos para saberse comporta con esos hombres. Margot no presenta
ningún sentimiento de culpa ni mucho menos pasividad. Es una mujer que maneja
una moral en función del dinero que le proporciona ser feliz. Lo principal es
ir por el camino recto; que, luego, no está vedado a nadie para ganar la vida
de un modo o de otro; nada importan este o aquel oficio con tal que sean
buenos”. El camino recto entiende por la devoción a nuestro señor porque eso es
moral para Margot. Toda la obra es una justificación del oficio que trabaja.
Pero también retrata la falsa moral de aquellas personas que se señalan fieles
a sus ideales y, que ella, burla y deshace. Las estampas sexuales son bien
desarrolladas con un lenguaje deliciosamente construido para alejar de la
lectura a desconocedores de la lengua: “… cuando Pedrito se le ocurrió mojarse
con saliva la fulminante máquina… Entreabriose el reducto del placer, y entro
la cosa…” Finalmente quiero resaltar el cuidado del lenguaje, la construcción
del retrato costumbrista y el modelo diario-testimonio-confesión (oral) que
desarrolla –muy de la época en su discurso novelesco.
Puntuación: Buena
Presentación: Buena
Género: Narrativo
Leído: 9 de septiembre de 2009
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