En
La actualidad de lo bello, Hans –
Georg Gadamer establece las posibilidades de conexión entre el arte moderno y
la tradición occidental. A partir de estas premisas el autor indaga en la
historia de la cultura, poniendo en relieve algunas nociones medulares de
reflexión estética como lo que es bello, el artista y tiempo. En el artista
moderno entiende Gadamer que es una especie de “nuevo redentor” en su proclama
a la humanidad: trae un nuevo mensaje de reconciliación, y paga con su
marginación social el precio de esta proclama. De esta arquitectura de artista
moderno o la voz poética que se construyen en la producción literaria de
nuestro tiempo puedo entender la obra de Raúl Heraud. El arte de la destrucción (Creadores argentinos 2007) es concebir
un arte moderno que se formula desde lo cotidiano a lo universal. El artista de
hoy no le importa hablar de cosas globales, tiene la inclinación a buscar
entenderse que es un ser periférico de la sociedad donde vive, en donde la
injusticia, la infausta infelicidad le persigue y lo lastima. Raúl construye
esta destrucción en un perímetro muy de él: la casa. Pero la casa que puede
significarnos protección y felicidad para Raúl es todo lo contrario. Esta casa
de aspecto fantasmal donde habitan seres fantasmales que retraen la memoria de
la voz poética que gravita por este espacio con rencor y odio por algo que
desconocemos, que no entendemos el móvil pero si sentimos el gélido sufrimiento
de su reflexión, de sus palabras hirientes a nuestra alma: “Adelante/ esta es
la casa devastada/ de los corazones de las mañanas ciegas/ de las escenas
innombrables…”. El poemario se construye como una búsqueda, tal vez como un
viaje odiseaco hacia los recuerdos desmemoriados que el lector se ve afectado
por la dureza de su reflexión: “… sólo soy un remedo exhausto de hombre/
entregando sus restos no logrados/acudiendo al infortunio de nuestra
semejanzas…” El lenguaje certero al construir con frialdad el espacio que le
produce el sufrimiento al yo poético es lo más importante del libro. En el
libro también se puede pernotar la reducción del espacio al punto del que “yo”
no le queda más remedio que atentar con su propio cuerpo decrépito: “Soy un
esqueleto con dos brazos izquierdos/ ambas piernas en permanente fuga/ un hueso
sórdido como cerebro/ corazón en su fosa lacrada...” Otro tema importante en la
obra de Heraud es el enfrentamiento a un Dios que es vilipendiado y acusado
como el causante de las deficiencias que el yo poético siente y rechaza. Raúl
no invita a sumergirnos a una casa de espanto donde se construye la otra imagen
de la modernidad: injusta, acabado, pútrida.
Puntuación: Bueno
Presentación: Regular
Género: Poesía
Leído: 20 de septiembre del 2009
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