Me
recomendaron que si quería aventurarme a leer al monstruo de David Foster
Wallace (Estados Unidos 1962 -2008) tenía que empezar por este libro de
crónica-reportaje-bitácora llamado “Algo
supuestamente divertido que nunca volveré a hacer” (Debolsillo 2012). Ahí encontraría
un Wallace menos depresivo, más irónico, sin ninguna estructura sintáctica
enrevesada y con pocas citas (sus citas si son un laberinto). Y es verdad, en
este libro encuentro a ese Wallace que está forjando un estilo diferente pero
con rezagos de influencia de la generación pasada (Bret Easton Ellis es uno de
ellos) y no se convierte en ese monstruoso Thomas Pynchon remasterizado, con
muchas citas y con antidepresivos. Poco puedo decir de la obra sino repetir lo
que dice en la contratapa del libro: “una radiografía más aguda e irreverente a
la cultura americana de fin de siglo”. Lo que si no me queda claro es que si
este monstruo literario podré soportarlo porque he invertido mucho dinero en comprar
y leer todas sus obras y verificar si es el gran escritor norteamericano de
final de siglo.
Presentación: Buena
Puntuación: Buena
Género: Crónica
Leído: 30 de noviembre del 2013
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